Soy un hombre que busca. Aunque cuento 74 años, sigo buscando, para ampliar el horizonte de mi vida, que no tiene límites (tanto mi vida como el horizonte).
A mi edad, asisto a clases para aprender más y servir mejor. Aprendí, sin ayuda, a obtener un correo electrónico y, buscando y buscando, encontré "loscuentos". No me arrepiento. Al contrario. Voy conociendo más mundos de adolescentes, jóvenes y adultos. (Talvez yo sea el más viejo de los "cuenteros"). Un mundo variado en el pensar, en el expresarse.
No importan los desacuerdos en las ideas y creencias. No importa que algún escrito ajeno no nos guste, o no gusten del mío. Lo importante es que nos comunicamos. Aunque yo me relaciono con mucha gente durante la semana y no me siento solo.
No soy dado a la poesía, pero leo los versos del momento cuando abro este sitio, habiendo escrito yo algunos versos.
Lo que importa es la capacidad de "escucharnos", de "ver" lo que otros ven, piensan, imaginan, desean o sienten.
A través de los escritos voy conociendo a más personas por dentro. Y les aseguro que conozco muchas personas por dentro, sin saber nombres, ni ver rostros.
En los escritos puede entrever penas y alegrías, anhelos y frustraciones. Es decir, me encuentro con gente como yo.
Gente que busca, gente "buena onda", (hasta ahora he leido un solo artículo que me pareció con mala onda). Gente que destila simpatía, que busca empatía. Que desea ampliar su existencia.
A todos los quiero a la distancia; a todos les deseo mucho bien; a todos les agradezco sus escritos.
No lo leo todo, no podría. No emito opiniones después de cada lectura; pocas veces pongo nota. ¿Es por el contenido, el valor literario, o sólo si me gustó o no?. Si alguien me lo explica, le agradeceré.
Por lo general, soy "merodeador" silencioso, como muchos. Siempe hay gente en el sitio: 68, 74, 95 o ciento siete...
Me gusta animar y sentir con "los cuenteros". "Reir con los que ríen, llorar con los que lloran", dice san Pablo.
Pues, me siento hermano de todos. Uno, aceptó que le llamara "amigo".
Leí, por ahí, una frase de esas "p´al bronce":
"El joven mira la vida con ilusiones y pocos recuerdos; el viejo, con muchos recuerdos y pocas ilusiones".
Personalmente, me siento un viejo con muchos recuerdos, pero a la par, con muchas, no llamaría ilusiones, sino muchas esperanzas y sueños, utopías de un mundo mejor. Y trato de que se conviertan en realidad.
Sé que viviré, que viviremos para siempre; aquí, y después, en la eternidad. Me preparo, no para morir, sino para vivir a plenitud. |