Te marchitas, ¡OH dulce vida!, tú que posees tristezas, angustias y bonanzas, eres la encargada de diseminar todos los estados del ser humano , no la marchites, por favor, no desistas, no envejezcas, la tribulación nos acompaña a todos, es una maldición que hay que aprender a llevarla a un lado y no deshacerse de ella, pues el error nos fortalece, no envejezcas, no te marchites, levanta esa flácida postura, ten vigor, no desistas a nada ¡a nada!, la vida sigue, sigue…
La planta dijo: ¡Solo necesito agua, me estoy muriendo!
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