En el sur la gente es más cálida y generosa, si alguien anuncia visita se le va a esperar al aeropuerto o al Terminal de buses. Cuando nos trasladamos a Concepción eso hacíamos con los amigos y parientes que nos visitaban. Cuando llegaba la hora de la despedida, idealmente se iban colmados de atenciones y regalos, y la familia en pleno los acompañábamos al Terminal, luego de los abrazos antes de abordar, nos poníamos en fila junto a la ventana del viajero y en orden de menor a mayor le hacíamos la ola levantando los brazos una y otra vez. Será que no queríamos sentirnos tristes sin ellos y continuábamos la fiesta.
La última vez, no había como no sentirse triste. Quienes viajaban eran mi actual ex mujer y mis hijas. Quedé en el andén levantando los brazos una y otra vez hasta que desaparecieron de mi vista