Vuelvo a ser un chiquillo cuando hablo contigo, armándote rabietas y escenas de celos cada vez que intento hablarte y no puedo.

Mi edad se convierte en quince años cuando en realidad es el doble lo que tengo pero cada vez que apareces frente a mi me olvido de quien soy, intento ser y hacer todo para agradarte.

A veces no se que tantas cosas hacer para llamar tu atención, te regalo flores, te hago llamadas, te visito cada fin de semana, pero siento que voy a enloquecer o a morir de amor por no poder tenerte.

No sé hasta cuando podré seguir todo este juego, se me está volviendo un infierno para mi alma, despertar y no saberte mía, pensar y no tener la seguridad de que quizás alguien mas es el dueño de tu corazón y por esta razón me he vuelto un cero a la izquierda para ti.

Intento alejarme, siempre lo hago pero de nuevo regreso como un perro entristecido con su rabo entre las piernas y recibo a veces tu indiferencia.

¿Dime que hago mujer? ¿Qué hago? Quiero conquistarte pero se me acabaron mis armas de combate, me quedé sin escudo protector, ahora solo puedes verme débil y transparente como el agua.

Ojalá algún día me des una señal para dejar de hacer tantas tonterías solo para hacerte sonreír, así no tendré que olvidarte, borrarte de mi corazón y de mi vida.

¡Cómo detesto eso! Caigo de nuevo en este juego cuando dije alguna vez que no volvería a llorar y creer en una mujer.