Existe un lugar en donde todo se descompone, un lugar donde lánguidas las ánimas se desvanecen y desaparecen sin dejar rastro, es un lugar secreto celosamente custodiado por los señores solares, es un arcano. Donde el tiempo sin tiempo se mantiene vedado al estrecho razonamiento humano. Donde una noche sin día que le precediera miles de haces de luz coincidieron fugazmente formando de la nada una esencia inaudita, amalgama de astros y polvo de estrellas, vientos solares y diminutos cristales opacos conformaron una extraña figura. Primero un incipiente corazón de donde fueron creciendo diminutas ramificaciones. Luego órganos y miembros, cabeza, pies, manos, uñas, cabello, alas…senos. De ese lugar extraño, a veces cuando los conjuros son suficientes y las noches horrendamente frías y obscuras, aparece la conjurada, envuelta de sombras que apenas dejan ver, adivinar sus formas. Entonces surge como un murmullo, como un rezo, como plegaria lejana…Galbereth, Galbereth, Galbereth. |