ALGUIEN HA SOLICITADO:

Que se enciendan los faroles
Que se ilumine el camino
Que se maldiga al abstemio
que agravia y fustiga al vino

(El solicitante entiende que habría que colgar
a estos tipos)
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Que se suban sus faldones
Los adustos escoceses
Que ya no hay culo que asombre
Ni dama que lo contuviese

(el solicitante puede probar que piden excusas
cuando se pedorrean)
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Que redoblen los tambores
Que hoy la abuela cumple un siglo
Hace un lustro que no puede…
Mantener el equilibrio.

(Exactamente lector: Flor de borracha la abuela según él)
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Castigar con cien azotes
a quien maldiga la vida
Y a quien por jodido vive
Como una bala perdida.

(El solicitante es cáustico)
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Maldiciones mil, al taurino
Al ariano… pues que se coma su mierda
Décimo en esa fila… el capricorniano
Y al de Cáncer…
que por tercera vez la huela.

(El solicitante tiene el hígado irritado...El traspunte pide disculpas)
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Que aquél que sufre un percance
No ha de ensombrecer su alma
Más le valiese si es niño
Más le valiese…
No hacerse pichí en la cama

(Tiene entendido que hay quien contrajo enlace,
aún con los pañales puestos.)
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Advertir que:
El partir de un tren presagia
un amor que ya no vuelve.

El tañer de las campanas
un querer que se ha perdido.

El relinche de un caballo
es lamento del instinto.

El chistido de la muerte
es relinche, silbo y tañido.

(El traspunte abomina de esta estrofa.)
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Percibir:
el fastidio de la luna
continuamente alunada,
por las rimas y verseadas
de contumaces poetas
que entre baladas y trovas
la saturan de plegarias

(Es así y la entiendo…
Por qué no convocan a Marte o a Júpiter ¿eh?)
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Apreciar:
Que un cigarrillo encendido
entre dedos vacilantes
es vigilia del guerrero
o camino del errante.

Que un cigarrillo encendido
entre dedos
y entre sangre,
es maldición de un cuchillo
o sacrificio de madre.

Un cigarrillo encendido
entre dedos ateridos
puede ser
la cruz calvario,
del hombre en su dolor
transido.

Un cigarrillo encendido
En los dedos del amante
Une el lucero y el alba.
Ilumina la inocencia
Y la pasión lacerante

(Pero… ¡Quién lo hubiera imaginado¡
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LUIS ALBERTO GONTADE ORSINI
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