Nací junto al bosque
pleno de frondosos árboles
como murallas de ternura.
Esos árboles que sueñan
en la paz.
Crecí en inauditos saltos
de júbilo y tristeza
de mi intrépida historia,
con sueños de hermosas tardes
y pájaros con alas poderosas
amando ese horizonte agazapado
con su silla en espera de ser ocupada
Cuando logré crecer
ya no hubo magia.
Sólo un mundo destrozado
en miles de pedazos
que rehice poco a poco.
Y lo sigo haciendo
como todos.
Texto agregado el 27-05-2010, y leído por 223
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