Por accidentes de la vida, del asar pero fundamentalmente por el apasionamiento religioso de un traqueto del suroeste de Antioquia que quiso bendecir su finiquita para que le fuera muy bien en los negocios futuros, fue que el perico (cocaina en Colombia) producido por este sujeto (a quien llamaremos Ñ de Ñatazo para proteger la identidad del personaje en cuestión) alcanzo fama inesperada en la región y un poco mas allá también.

La historia reza que cuando el cura del pueblo estaba haciendo el riego con agua bendita en las bodegas del hacendado, varias gotas de la presencia del señor fueron a dar accidentalmente en las canecas de éter y otras en las de acetona, la combinación química exacta del acto no se conoce con exactitud o si se conoce; Ñ no quiere ni desea revelarla, lo cierto del caso es que este producto esta dotado de una extrema blancura, de una suave fragancia a mirra y de una resplandeciente escama dorada, pero mas allá de esta superficialidad, esta la profunda tranquilidad que dota al embalado de una intima sensación de estar ante la presencia del altísimo, de Dios, del mismo Chuchito, la sensacion de estar haciendo algo bello y sublime y fundamentalmente algo que definen como una "efervescencia divina" y que despoja al gato de cualquier sensación de culpa o intranquilidad, además que esa molesta taquicardia que aparece después de varias horas de gueler, es remplazada por el sumiso palpitar de un corazón en gracia con el señor.

Pedidos 3128535165.
Amen