...Aquel abrigo beige, calientito, suave y sencillo, se alojó en la dermis y fue hacindo surcos hasta que llegó a aquel corazón lánguido, cansado, dolidoy repercutió en una queja...
Aquel abrigo beige de simple tela se transformó en sustancia viviente, olía a génesis, a fervor infantil a progenitora.
Abrigo material con caricias deseadas, con amor inviolable.
Aquel abrigo, ciñó su alma esa noche y repercutió en una queja, una queja ineludible, una queja de llanto encerrado, una queja de lágrima viva.
Aquel abrigo olía a alejamiento, olía a invocación.
Aquel abrigo perteneció a una dama...aquel abrigo se lo heredó su madre...

Dedicado a mi amiga Marcela
Viernes 21 de mayo del 2010