Inicio / Cuenteros Locales / merlinux / Lo que queda de Manuel
Con su bello rostro desfigurado por el horror se limpió la sangre de Manuel en la alfombra. A resbalones se incorporó sobre el charco ya algo putrefacto y pisando con cuidado para no aplastar algún despojo de su amante salió de la habitación y a tientas buscó un interruptor para encender la luz. Al llegar al pasillo el gélido aire que entraba por la ventana rota la hizo darse cuenta que estaba desnuda excepto por su brasier con el que no habían alcanzado a atarla a la silla. Entonces Angélica encontró el interruptor, pero la luz no se encendió.
De a poco sus ojos fueron adaptándose a la oscuridad. Todo en la casa estaba por el suelo. Recordó algo: Había temblado, él o los agresores habrían huido.
La casa estaba en silencio, solo se oía el lejano rumor de las olas.
¿Habían huido? - Se preguntó, y en ese instante un ruido a su espalda elevó su adrenalina hasta el techo. Se volteó y pudo ver una figura arrastrándose por el suelo tratando de alcanzar su pierna. Intentó correr pero tropezó y cayó de frente.
Perdió la consciencia.
Se encontraba buceando en un arrecife muy colorido, la luz iluminaba todas las formas marinas, corales, anémonas y algas danzaban a su alrededor, su propia sombra se proyectaba en el fondo y al ir pasando sobre las criaturas marinas, éstas se asustaban y huían dejando estelas de brillante sedimento. Manuel que iba frente a ella se perdió tras una saliente. Angélica lo siguió pero en lugar de Manuel se encontró con una morena que la mordió en el pié.
Despertó.
Lo primero que sintió fue el peso de su cabeza colgando hacia la derecha. Mientras se enderezaba intentó acomodarse el pelo y sintió sus manos inmovilizadas por algo muy delgado que las mantenía unidas y de inmediato un calor quemante en su pié. Pensó en la morena del arrecife, pero al abrir sus ojos reconoció en el espejo de enfrente su propia imagen atada en una silla. Recordó el cuerpo mutilado de su amante. Se horrorizó y el dolor se le hizo mas intenso. Sus labios estaban pegada por la sangre y su vida se le escapaba a borbotones de la herida de su pie .
Poco antes de morir, por el espejo, vio tras ella cierto movimiento entre las sombras, era su marido devorando el antebrazo de Manuel. |
Texto agregado el 27-05-2010, y leído por 151
visitantes. (2 votos)
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Lectores Opinan |
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23-07-2010 |
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Es bueno. Sobre todo por la linea delgada que separa la realidad de lo que se sueña.
Un abrazo. volpi |
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13-07-2010 |
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Buena historia..me gustan las mezclas de sueño y realidad en la escritura...corrigiendo algunas faltas de redacción..quedará impecable..
saludos trotskki |
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19-06-2010 |
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¿Que habías tomado antes de escribir este relato, LSD, ginebra o simplemente una comida muy picante ?. Bueno tu onírico texto. juanfran |
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27-05-2010 |
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que miedo!!!!... mucho mucho miedo... abita |
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