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Inicio / Cuenteros Locales / susana-del-rosal / Dile adiós a la noche (fragmento)

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...y la agonía inextinguible de no haber podido ayudar a mamá con un poquito de felicidad, de que se me fuera físicamente mientras yo aún tenía las manos atadas por la impotencia, por la carencia de cosas ahora inútiles, pero que en su momento quizás hubieran aletargado un poco la inmensa pena que rodeó su lecho de muerte. De nada vale ahora cuánto pueda sentirse su ausencia. Mi casa , esa casa vieja que olía al aliño de ajos para los granos y a las flores dulces de los mamoneros; mi casa, con su patio grande donde yo podía convertirme en cualquier personaje que inventara mi imaginación y donde me propuse, sentada sobre las ramas de un gigantesco tamarindo, escribir cuentos y poesías, es ahora un rancho miserable donde el agua entra con confianza por el techo, las paredes se caen a pedazos carcomidas por el mal de la tristeza, y nadie más ríe porque no entra la luz. El recordado solar con árboles donde colgaban ruedas de caucho a manera de columpios, está ahora lleno de basura acostumbrada a la permanencia. El lavandero, donde mamá lavaba mientras oía pacientemente mis larguísimos cuentos de princesas, dragones y castillos, donde los sapos saltaban asustados tal vez por los golpes del agua que caía de repente con chorros de jabón, parece un inerte pedazo de concreto, con tierra y papeles arrugados llenándolo todo. Ya no gotea el agua por el canal del suelo y no existen las hierbas de florecitas azules que mamá llamaba "sígueme los pasos" y que yo arrancaba para ponerlas en algún perol viejo, sobre un tronco caído que mi mente de niña convertía en salón. El agua pantanosa que corría por un lado cuando llovía y que propiciaba el crecimiento de campanillas moradas subiendo por la cerca junto a los cundeamores, que atraían a multitud de pajaritos, es ahora un escondite de zagaletones que amparados por la soledad y el silencio aprovechan para robar cualquier cosa que pueda haber dentro de las pobres paredes. Y parece que también se hubiesen robado la alegría de aquellas sopas de pollo con aliños del patio, que jamás pude aprender a preparar como mamá y que nunca olerán como olían, porque no están sus ollas, ni sus platos, ni sus trapitos viejos limpiando la mesa redonda que yo veía inmensa y que desapareció en mis recuerdos, con la crueldad del tiempo. No están los jazmineros ni las rosas. Las lilas que de niña le ayudaba a podar, crecen ahora salvajes, dándole a su jardín el aspecto fantasmal de las historias de Alan Poe. No siento en el ambiente los cantos de mi hermana para inducirnos a dormir. No hay nadie allá adentro a quien pedirle la bendición para irme a la escuela, y no tengo esas manos que me hacían con tanto amor una arepa que a veces solo tenía salsa de tomate y como las que nunca he vuelto a probar. Han huido del aire las mariposas y en el lugar del chinchorro multicolor, donde yo dormía, hay unos remedos de cortinas intentando esconder los parches de las paredes de tierra, y pasan ratones asustándome en las noches, cuando acostada cerca de papá cuido su inquieto sueño agonizante.
Más allá de más lejos, en los postigos de mi mente, ese rincón donde ahora está su cama se convierte en pasillo, y al fondo miro el viejo fogón manchado de humo donde siempre había calor, porque como éramos tantos, mamá pasaba el día allí metida y cualquier recipiente guardaba cualquier cosa; dentro de una tapara columpiándose en un alambre cerca del techo, un trozo de papelón o de queso, y de extremo a extremo la cuerda de las hallaquitas, interminables y duras, que siempre estaban ahí, como por magia. Aquí, dentro de una cafetera de peltre, el guarapo para los bizcochos, y en una olla sobre el fogón las caraotas negras. Siempre todo caliente y oloroso a hogar.
Mis deseos eternos eran tener el pelo largo como las princesas y probar algún día uno de esos pasteles con adornos que dibujaba mi hermana. Yo los fabricaba con barro del patio, y mi imaginación le ponía los detalles, incluyendo las velitas que cuando hubiera dinero apagaría en una fiesta de cumpleaños. Ese día, yo estrenaría un hermoso traje azul o blanco, habría música fina, culta -como la de los ricos- y ya mi pelo, libre de piojos, habría crecido lo suficiente para moverse al compás. Habría bastante comida, y -lo más importante- mi papá no estaría bebido y mi mamá, arreglada como una reina, estaría feliz...

Texto agregado el 26-05-2010, y leído por 358 visitantes. (24 votos)


Lectores Opinan
28-06-2010 !Cuanta nostalgia acumulada, que derroche de palabras en torno a cosas tan sencillas que, en su momento, te hicieron tan feliz!!. Cuando se siente esa sensacion de pena por ese pasado que se fue, que mejor terapia que escribir lo que se siente para liberarse de ese nudo. Tu lo has hecho con un estilo brillante y encantador. inkaswork
12-06-2010 Preciosa descripción y cuanta nostalgia, siempre he apreciado los textos que trasmiten emociones. Bien escrito. gamalielvega
05-06-2010 Hermoso, nostálgico, doloroso...un revivir de recuerdos que toman vida en tus letras , un placer =D mis cariños dulce-quimera
05-06-2010 Una narración completa y que dice mucho. Un beso. actriz
02-06-2010 Y como de costumbre...una mamá inspira. za-lac-fay33
30-05-2010 Impresionante amiga. Créeme que con tu relato has tocado lo más sensible de mi alma y mis lagrimas han aflorado. Te dejo mil estrellas del firmamento y mi cariño********** Yosep
29-05-2010 Impresionante la gran cantidad y belleza del vocabulario. Enhorabuena. EVERO
29-05-2010 La grisácea atmósfera de la melancólica historia autobiográfica nos envuelve con magia y solidaridad ******* duqueuviedo
29-05-2010 Me gusta leer cositas sencilla y entendibles porque puedo llegar a la esencia del contenido. Con las descripiciones detalladas permites entrar en cada peque ño matiz y si el estilo es delicioso (como es el caso) puedo intuir una persona bella escribiendo desde su alma, sea verdad o no la historia que se lee. Gracias por compartirlo. Leer es parte de la magia para vivir escenas y momentos ajenos o no. Un abrazo. australia
28-05-2010 Me emocionaste. Terminé de leer con los ojos llenos de lágrimas. Es que tu escrito es tan hermoso que toca el alma de los que lo leen. Te felicito, sos una gran escritora. Un beso y todas mis estrellas. Magda gmmagdalena
28-05-2010 ups, y es solo un fragmento... q ganitas d seguir con más... m gustó mucho ese final donde comienzas a decir cuales eran tus deseos eternos... es cierto, uno de niña fantasea con lo que le hubiera gustado q sea... sludisd 1geisha
27-05-2010 Un buen texto muy bien narrado. firpo
26-05-2010 Me has dejado impresionado, princesita... ¡qué maravillosa forma de narrar!... ya debería estar acostumbrado a tu talento y maestría, pero te superas con cada entrega... este maravilloso trozo, quizás tomado al azar de tu novela, me deja con la espectativa de todo lo demás... Aplaudo tu genio y tu sonrisa... ***** lord-camilo
26-05-2010 Muy pero muy bueno, lleno de nostalgia. Me hiciste recorrer esa casa y sentir lo mismo la protagonista. Una belleza de escrito, con varias frases para guardar: "y nadie más ríe porque no entra la luz". Me encantó, dice muchísimo más que lo que se lee. La_Aguja
26-05-2010 Hermoso y evocador relato: Muy bien escrito... ¡Muy conmovedor! ¡Un gran abrazo! mauro22
26-05-2010 Sentí tu texto como mío, me llevaste a un momento semejante. Sentí de nuevo el dolor y la nostalgia, de la madre, de la casa, de la infancia. Y lo conseguiste escribiendo con el corazón abierto y las letras precisas. walas
26-05-2010 Tus escritos tienen el don de despertar la sensibilidad dormida que hay en cada uno de nosotros. La belleza, la dulzura con la que eres capaz de evocar, escribiendo, escenas de la vida que todos hemos vivido con más o menos similitud, hace de tí una escritora excepcionalmente tierna. Eres todo corazón.+++++ crazymouse
26-05-2010 sin palabras... es grandioso y real esquizofrenica
26-05-2010 muy enriquecedor, gran narraciòn que te permite conmoverte de alguna manera***** fabiandemaza
26-05-2010 Muy conmovedor y bien realizado. Enlazas tristes imágenes con la imaginación de una niña soñadora y sensible. Felicitaciones. Mis***** girouette
26-05-2010 Me emocionó este escrito porque se siente que lo escribiste con el alma en duelo, pese a la belleza descriptiva de tu casa, de tu madre hay un gran dolor inmerso en tus recuerdos, pero dentro de la evocación que uno haga se nutre de aquellos momentos tan felices. El tiempo es lapidario, después de tener la risa y alegría en el alma la sombra pese a esfuerzo asoma impertinente, todo queda suspendido en un tiempo que ya no puntea, como si las figuras se mantuvieran congeladas, sin embargo esos momentos rígidos que asoman es lo que hace al espíritu encumbrarse y crear esta belleza, notables letras, especiales, memorables, felicidades. maria_eleonor
26-05-2010 Si la casa está asi de olvidada, sin duda es porque no tiene dueño que la cuide. Regresa a esa casa, repárala poco a poco, deja que te crezca el pelo, y goza, aún puedes ser reina. za-lac-fay33
26-05-2010 Debo decir que ésto tiene un estilo autobiográfico y se presume que no se trata de ficción. Las palabras están "tejidas" de una manera que hace que la narración, lejos de resultar tediosa, nos vaya llevando sin darnos cuenta, por un recorrido de imágenes multicores imposibles de que la mente no pueda "verlas". Todo el texto en si, aunque tenga sabor a triste nostalgia, contiene una estructura perfecta, lo que hace que la lectura no sea tediosa en absoluto. Perfecto Susana. Excelente trabajo. Catman
26-05-2010 una gran riqueza en la descripciòn de lo que el tiempo irremediaboemente destruye, ùnicamente puede perdurar en la memoria de quien añora aquello que perdiò y que vos muy bien expresàs. edugreen
26-05-2010 Siempre todo caliente y oloroso a hogar. Así son los recuerdos del hogar que tan bien presentas. Poetacacho
 
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