Todo el día habíamos estado esperado el enfrentamiento, los jinetes esperaban ansiosos junto a sus corceles, una vez más revisaban sus arcos y flechas.
Adentro del castillo se veía la tensión en los rostros de todos nosotros, el ejército que se nos venía encima era uno que pocas veces descubría su rostro, era un ejército que se decía atacaba de noche, sus razones eran extrañas, sin embargo nadie había querido confiarse y desde el amanecer nuestras tropas estaban preparadas para el eventual asalto.
El sol se acostaba ya, la noche reinaba nuevamente, nuestro rostros iluminados por las antorchas, de pronto nos llamaron a Grisham y a mí, para presentarnos para una misión, explorar el terreno y tratar de averiguar la posible posición del enemigo si efectivamente estaba ahí. Era arriesgado pero necesario.
SAlimos por una puerta secreta al costado y nos pusimos inmediatamente a correr por en medio de los bosques, prácticamente guiados por nuestro instinto y recuerdos de niñez, ya que el brillo de la luna y estrellas era poco como para poder observar los caminos.
Llegamos finalmente a un claro donde nos detuvimos a recuperar aire, nuestros oídos captaron inmediatamente el rugir del paso del ejército, nos lanzamos detrás de unos árboles en búsqueda de algo que nos cubriera y evitar ser vistos. EL ejército todo vestido de negro, con largas capas del mismo color y con cascos relucientes y un penacho, entre estas filas habían ciertos soldados que variaban el color del casco, siendo éste dorado.
EL horror se apoderó de nuestros cuerpos y entre la tensión revelamos nuestra posición. SIn perder tiempo escuchamos una voz que ordenaba que un "juez" y cuatro soldados nos intentaran atrapar. Corrimos del lugar, pero sus pasos se escuchaban constántemente a nuestras espaldas, pero viendo la situación incómoda decidimos detenernos y enfrentarlos.
Méramente armados con una espada, los soldados venían ya con las espadas en mano, el enfrentamiento fue corto, pero logramos eliminar a los cuatro, el problema fue cuando llegó el famoso "juez", su mandoble, brillante y bien pulido, su casco evitaba ver su rostro, pero por sus movimientos lentos, pausados, su respiración tranquila, parecía no afectarle el ver a cuatro de sus hombres caídos.
PArecía estarnos estudiando y muy confiado de enfrentarnos a ambos, se detuvo de pronto y casi lo que tarda el ser humano entre la acción de aspirar y exhalar se lanzó hacia nosotrossu golpe resonó en mi espada, la fuerza que llevaba me hizo temblar el pulso, sin embargo antes de que siquiera pudiera reaccionar, ya había lanzado un ataque sobre mi compañero, el cual con costos soportó la potencia del golpe, lancé un ataque rápido en la esperanza de que nuestro contrincante se despistara, con un desvío evitó que el filo de mi arma atentara contra su humanidad.
Nuestros cortes parecían no afectarle, a pesar de ser nuestras espadas más livianas y por lo tanto mucho más veloces, tampoco le afectaba el enfrentar a dos oponentes, y sin embargo se veía tan tranquilo como si no estuviera haciendo esfuerzo físico, mientras que nosotros agitados por las corridas y el enfrentamiento anterior.
Los golpes seguían intercambiándose y finalmente vi la oportunidad de hacer la estocada letal, me apresuré a lanzar mi corte en su costado que lo estaba dejando libre por estar cubriendo un golpe alto de Grisham, el filo perforó su cuerpo y un grito salió de las aberturas del casco dorado, su cuerpo se desplomó, pero no tuvimos posibilidad de celebrar nuestra costosa victoria, sabíamos lo imperativo que era llegar a nuestro castillo.
CUando llegamos nos dimos cuenta de que el resto del ejército ya había empezado el asalto, el caluroso fuego alumbraba las torres, los gritos resonaban en nuestros oídos, junto con el chocar de espadas. Nos apresuramos a entrar por la puerta secreta, parecía que ya nos estaban esperando adentro.
Lastimosamente, parecía que nuestra información llegaba tarde y mientras Grisham se dirigía a apoyar a nuestros defensores a mí se me encomendó ir a la bodega, la cual era también nuestro lugar secreto, esperando a que no lo descubrieran, sin embargo las noticias de la batalla no parecían alentadoras.
Dentro de ese lugar me encontré con mi sueño hecho persona, la joven doncella hija del anciano rey. Se encontraba sentada sobre los sacos de harina, con un hermoso vestido de color café, sencillo, pero con un bordeado de cobre en las mangas, su cabello negro y largo, estaba peinado hecho una larga trenza k llegaba hasta su bien formada cintura. Su mirada a través de esos ojos de esmeraldas que parecían haber sido creados con la majestuosidad de un dragón y a la vez con la delicadeza y la fragilidad de un hada, así se veía Helena.
Ahora ella estaba nerviosa y junto a su dama de cuidados, la humilde Lara, la cual había ayudado a educar, se encontraba más nerviosa observando constantemente hacia el techo de la bodega, las antorchas mantenían bien iluminado el lugar, pero a pesar de los sonidos que llegaban desde el exterior era increíble ver la tranquilidad de Helena ante la situación.
Decidí acercármele, afortunadamente contaba con la confianza de la nana Lara, sin embargo un golpe crujió la puerta, y cinco tipos, de vestiduras comunes, pero fuertemente armados hicieron su entrada. Tomé de nuevo mi espada preparado para defender a la doncella pero rápidamente fui controlado. Asumí por la habilidad de estos, k eran mercenarios y muy buenos en sus tareas. Capturaron a todo el mundo. Pero Helena seguía sin siquiera inmutarse, lo cual me dejaba con la duda en la mente, cuando salimos del lugar, vimos la destrucción de nuestro hogar, cuerpos por todos lados la sangre corriendo a través de los caminos, varias casas incendiadas y Helena seguía sin siquiera pestañear, su mirada se mantenía hacia el piso y su respiración sin agitarse.