Mi historia comienza como siempre, en mi humilde y simple hogar. Cuando menos me lo esperaba allí estaba, observándola perdidamente, con ojos fijos… a esa luz, la cual titilaba todo el largo día, cada vez sentía que mi vida dependía más de esta tortura, ya no podía escapar ni aunque lo intentase. Si se apagaba, la felicidad se me iba con mucha notabilidad y si se prendía, la felicidad volvía instantáneamente, Era incontrolable, sentía un depresivo vacío en mi alrededor.
Antes de conocerla… era libre y podía ver un mundo de otra forma, luego solo podía ver todo oscuro y lo único vivo en mí... era aquella luz, una obseción tomó mi ser, esa pequeña llama, la cual muchas veces odiaba me tenía bajo sus pies, no podía salir de mi casa, esa luz me mantenía encerrado por semanas y semanas, me llevaba a un mundo cuya existencia era artificial y necesaria para mi soledad, me abstraía de la realidad y me encerraba en una burbuja dura y resistente como el acero. Mi madre quiso alejarme de ella varias veces sin resultado alguno, un día, entre la desesperación y el espanto por verme a mí, su único hijo allí como un muerto, se acercó al botón para apagar esas garras, yo aún me encontraba en ese estado estupefacto, y cuando apenas ví su dedo tembloroso acercándose a esa fuente que mantenía mi vida en esa luz, mis pensamientos quedaron en blanco, un descontrol tomó mis cegados sentimientos y sentidos hasta que por fin había reaccionado, en ese momento observé mis manos estremecidamente, pues estas se encontraban envueltas en una oscura capa de sangre proveniente de mi amada progenitora.
Mi madre se encontraba en el piso, desplomada ¡degollada! Mi llanto no la iba a devolver, su vida se cortó, los lamentos y gritos perduraron largo tiempo pero la luz seguía allí, llamandome y tomandome como si fuesen unos brazos transparentes, los cuales no dejaban de consolarme. Decidí entonces, enterrar a mi querida y amada vieja en el patio, no era mi culpa, en ese momento sentía que aquella desgraciada luz me manipulaba. Armé un hoyo profundo y ahí tiré su cadáver, con ojos deprimidos y temerosos. Lo mismo sucedió con mi novia, ella también quiso salvarme de esa luz, tampoco pudo, esa materia llena de color dió la orden de evitarlo, ese día fue aún más duro que el anterior, verla en el suelo; con siete cuchillos de cocina estancados en su delicado y pálido cuerpo me enloqueció aún más, ya no tenía razón de existir, comprendiendo así que mi único motivo para seguir vivo era ese brillo, Por eso no hice ni por levantarla del suelo, era más feliz con esa luz, en mi habitación, en ese mundo lleno de mentiras, y con una mente cerrada, incapaz de razonar y mucho menos de reaccionar que en la realidad indeseable.
Por las noches lloraba angustiadamente sin motivo alguno y por el día reía solo, a las carcajadas como un maniático si quieren considerarme de esa forma. Luego llegó el fin de aquella vida, no había pagado la boleta y de pronto…un apagón invadió mi casa, al ver la luz apagada, sin vida mis ojos se hundieron en lagrimas, me arrodillé sintiendo que ya no tenía más fuerzas y comencé a reír, las carcajadas eran de nervios, ¿cuidé tanto esa luz para que un apagón se la llevara? Un mes sin la luz… un mes de angustia, un mes sin comer, un mes sin vida, cuando pude reaccionar me encontré en una habitación blanca, no había nada y luego noté que estaba atado.
Comencé a hablar, quería que alguien me escuchase, pues me encontraba perdido y confundido. Un año después me encuentro aquí en casa, observando todo, mi salud estaba bien y ya no me encuentro atado a la luz, cuya existencia me manipuló por infernales meses. Pienso en esos años y me pregunto ¿Habrán más como yo? O… ¿solo soy un caso especial? Un ser manipulado por un artefacto, un Modem, un portal… el cual lleva a infinitos mundos virtuales por la Internet.
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