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MÁS QUE UN CANTO
Dicen que los grillos cantan
en el silencio de la noche
para que la humanidad
no perciba los lamentos de las
almas atormentadas en el infierno
El cielo se apagó en tinieblas y una enorme puerta se cerró. Tras ella su mundo, por dentro su razón...
El calor tenía formas extrañas y confusas. Trepaba por los cuerpos lamiendo a los rostros con su lengua de vapor.
Había fuego, un fuego oscuro y diferente que él no conocía.
Los árboles, en ese lugar, parecían de cobre, se derretían con el aire y volvían a surgir.
La angustia lo invitó a correr.
Se trepó a un camino sombrío y sin rostro que gemía, que sufría, sin poder morir...
Seres de sombras lo miraban desde el aire, sus voces sonaban igual que la risa del viento cuando queda atrapado en el vientre de un barril.
En la lejanía de su miedo, llamas azules abrazaban millones de formas que se retorcían entre cadenas aullantes de dolor.
¡Fingió huir! Pero los lloros y lamentos insufribles se hundieron en su piel.
¡Su paz comenzaba a expirar! Entre más distantes los oía, un tormento indescriptible le roía toda el alma.
El llanto vino, deshiló su voz en lágrimas... ¡Nacía una canción!
Cerró los ojos.
Los lamentos fueron abandonando su ser y un sonido mágico de sueños disfrazó de ausencia al dolor.
Buscó refugió en su canto, lo compartió con otros, con los suyos, con el mundo...
Jamás supo cómo entró a ese lugar, pero su estancia ahí tuvo un invaluable propósito.
La hora cuando salió, lo hizo bajo la rendija de la noche. Saltando en forma desesperada con su eterno y sollozante cri – cri – cri – cri – cri...
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Texto agregado el 23-05-2010, y leído por 83
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