SOLAMENTE UN LIBRO

Sonreía la noche, bajo la luz tenue de pequeñas lunitas de sol.
En mi cuarto la ventana lloraba, hilitos de lágrimas que fluyen clic, clic, clic...
La ventana señaló con su dedo de cristal hacia el profundo del bosque, señalaba hacia unas diminutas letras que acurrucaditas se escondían en un campo café.
Salí de mi cuarto, corrí hacia el bosque siguiendo a la noche que se marchaba a un lugar que nadie podía imaginar.
Cuando llegué, sentí que mis sueños se partían a la mitad. Había un libro bastante pisoteado por los años. Sentado en la hierba sonreía, desesperado por tener un amo a quien compartir sus alegres historias de amor y paz.
Ven libro – le dije- y en compañía del viento lo llevé a mi casa.
Me senté en la sala y leí por título: “Cuentos de amor y paz”.
Su primer cuento era: “Mi luna”. Contaba que cada noche la luna deja guardado un recuerdo en el corazón de cada persona que la mira con amor.
Al leer ese primer párrafo una lágrima me besó la mejilla. Fue entonces cuando oí a la luna decirme: “Este libro te lo he mandado para que cada noche una vez al año leas los 19 cuentos que vienen en él”.
Sí, claro que los leeré.
Pasaron los años y yo pude leer todos los cuentos.
Al terminar el último decía: “Gracias por dejarme compartir mis historias”. Y una lágrima de plata corrió por la espalda de mi amigo.