EL PÁJARO DE DIAMANTE


Por allá en la laguna de diamantes pasaba un pájaro muy solitario. Siempre le gustaba bañarse bajo los frondosos árboles. Al caer la noche el pájaro se puso a nadar, mientras lo hacía golpeó por error a una ostra.
- ¡Ay me golpeaste! –dijo la ostra.
- Perdóname – contestó el pájaro.
- ¿Sabes nadar pajarito?
- ¡Claro!
- Nademos juntos entonces – gritó la ostra.
El pájaro y la ostra se conocieron, dejando pasar y pasar el tiempo a su lado. Se convirtieron en muy buenos amigos.
Un día un colibrí muy inteligente les dijo al pájaro y a la ostra:
Saben, ustedes son verdaderamente patéticos y tontos, no como yo, que soy muy inteligente.
Pasó mucho tiempo y ellos siguieron siendo amigos. Les gustaba ir a la playa donde jugaban mucho; la ostra se hundía y el pájaro hacía las olas.
Mucho, mucho tiempo fueron amigos, pasaron 999 años siendo amigos, hasta que un día al pájaro le empezaron a salir pedacitos de diamantes en el cuerpo, los ojos se le convirtieron en gemas.
Llegó el 31 de diciembre y el pájaro y la ostra ya no eran amigos, porque el pájaro se puso como el colibrí, presumido, por los diamantes que tenía en el cuerpo.
El búho le explicó al pájaro que después de 1000 años el carbón se convertía en diamantes.
El pájaro escuchaba y sonreía; él era negro como el carbón...
Al llegar el primer día del año número 1000 el pájaro se volvió de diamante, hizo las pases con la ostra y volvieron a ser amigos.
¡Ya no le dicen el pájaro de carbón, si no el pájaro de diamantes!