Después de dos años sin verte,
mis ojos se deleitaron al percibirte,
te veo tan radiante y hermosa,
mi corazón se estremece de alegría.

Un cúmulo de nervios invade todo mi cuerpo,
el sentirte a mi lado es todo;
puedo percibir en tus ojitos negros
la pureza de tu espíritu noble.

Tu hermosa voz no es un conjunto
de ondas que se pierden en el aire,
es un sonido dulce y tierno
que me envuelve por completo.

Tus palabras me dan ánimo,
aún en mis momentos mas difíciles,
quisiera que mis palabras
tuvieran el mismo efecto en ti.

Solo le pido a Dios, aun con el viento en contra,
mas allá del tiempo y la distancia,
jamás se apague en mi corazón
la llama del amor que siento por ti.