ATAHUALPA YUPANQUI: Rebelde con su Destino
22 de Mayo de 2010 - A 18 años de su viaje final.
La obra inconmensurable de Atahualpa Yupanqui es sin dudarlo un yacimiento cultural que sorprende al encontrarnos con mensajes que contienen la bellezas del paisaje y la rebeldía de hombre frente a su destino.
Los 84 años de existencia de Atahualpa dejaron un legado de más de 1200 composiciones que representan a pueblos, montañas, ríos, llanuras, etc., y personajes que el conoció por sentirse uno más.
Nacido como Héctor Roberto Chavero el 31 de Enero de 1908, en Campo de la Cruz, Pergamino, Provincia de Buenos Aires, del matrimonio entre un hombre indio y una mujer vasca. Su nombre artístico surgió de Atahualpa (Tupac Amarú) en último soberano de los Incas, y “Yupanqui”, que significa “narrarás”.
Su padre supo ser buen guitarrero, domador y peón nómade, hasta que ingresó como Jefe de Estación del Ferrocarril Central Argentino. Atahualpa contaba que la riqueza de su padre era tener “tres caballos y tres cajones de libros”.
La familia Chavero se traslado a vivir a otro pueblo cercano llamado Agustín Roca, donde su padre murió trágicamente, su madre y él de 10 años, vivieron por unos años en Junín donde el Ferrocarril tenía sus talleres generales, por esos años propiedad de los ingleses y él fue ayudante de la escribanía de Luis Hernández (Registro Nº 1 de Junín). Luego se establecieron en Santiago del Estero, donde fue arriero a lomo de mula, minero y trabajador del salitral.
Su primera composición fue “Camino del Indio”, que escribió a los 19 años.
Como poeta tenía muchas relaciones entre los intelectuales y había sido muy amigo de Deodoro Roca, el autor del Manifiesto de la Reforma Universitaria de 1918.
El trabajo musical de Atahualpa se complementó con una obra literaria que aportó títulos como “Guitarra”, “Piedra Sola”, “Aires Indios”, “Cerro Bayo”, “Del algarrobo al cerezo”, “El canto del Viento” y su monumental “El payador perseguido”.
De su paso por la radiofonía se recuerda su ciclo “La Copla Errante” (Radio Nacional), programa donde desgranaba sus investigaciones e incluía sus poesías al ritmo de su guitarra.
Su obra “Cantata” se presentó en París como el texto oficial de los festejos de los 200 años de la Revolución Francesa.
Otras obras destacables son “Los Ejes de mi Carreta”, “Zamba del Grillo”, “Luna Tucumana”, “Milonga de peón de campo”, “La Añera”, “La Pobrecita”, que son una mínima enumeración de algunas de sus más conocidas composiciones, muchas de autoría compartida con Pablo del Cerro, seudónimo que usaba su esposa franco-canadiense, Antonieta Paula Pepín Fitzpatrickue, le decían Nenette.
Fue un genio poeta creador que se apagó el 22 de Mayo de 1992, en Nimes (Francia). Pero su obra quedará como un alegato a la condición humana que perdurará a través de generaciones.
Vaya esto como mi homenaje a este ser que conocí compartiendo escenarios por los años 1960 y 1970.
Aquí canta un caminante,
que muy mucho ha caminado
y ahora vive tranquilo,
en el Cerro Colorado.
Letra: Paula Pepín
Música: Atahualpa Yupanqui
Sus restos descansan a 65 km de la ciudad de Córdoba Capital, en la localidad de Cerro Colorado
Descansa en paz genio rebelde. |