Estaba sangrando, había destruido todo la rabia e impotencia eran demasiado fuertes, son demasiado fuertes. Y ahí estaba sentado, sangrando, inmóvil, sin hacer nada, sin poder hacer nada. Y ahí llegaste tú y tratando de consolarme me miraste y dijiste: No puedes seguir culpándote, sabes que no fue tu culpa. ESE ES EL PUNTO!, te grité, como nunca le había gritado a alguien como nunca había gritado ni siquiera estando solo. Ese es el maldito punto, hice todo bien, cambié todo lo malo y me dediqué a hacer lo correcto y el resultado fue el mismo, nada cambió para mí. Entonces por qué creías que esas palabras o cualquier cosa harían que me sintiera un poco mejor. Estaba aburrido de escuchar siempre lo mismo, de que todos dijeran que no era mi culpa, de que todos piensen que sus palabras sirven de algo, mientras tratan de limpiar sus conciencias de esa forma al momento que siguen sus propias vidas tranquilamente y el “cacho” de estar presente es sólo temporal y sólo por escrito. Entregué todo, jugué a ganar pero decidí perderlo todo tan sólo para que tú ganaras y qué pasó? Nada, sigo tan malditamente jodido como siempre.
Sigo sangrando y la presión aumenta y me dices que no debería estar solo ahora. Qué saben lo que es estar solo, no tienen idea porque han pasado su vida mintiéndole a los demás y mintiéndose a ustedes mismos tan solo para vivir creyendo que son felices cuando saben que son miserables. Al menos yo reconozco mi miseria y siempre traté de que no te convirtieras en mí. Siempre quise que si alguien debía seguir adelante debías ser tú. Y mientras evitaba que te hicieras miserable seguía hundiéndome cada vez más hondo, cada vez con más dificultades para salir, para ver una luz o una vía de escape.
Me cansé de dar excusas por los demás, de tratar de hacer mejor sus vidas mientras ni siquiera entiendo lo que es tener una propia, de seguir entregando y creyendo que por hacerlo así alguna vez tendré esa recompensa. Me cansé de tratar que los demás no se desmoronen cuando me encuentro en el mismo suelo, me harté y creo que es hora de acabar con todo esto. No sé qué es lo que me aferra a todo esto, si siempre lo hice bajo el absoluto silencio con tal de que no supieras y simularas una posible “preocupación”. Traté de darte lo mejor para que pudieras decir alguna vez que verdaderamente tenías alguien en tu vida ayudándote, afirmándote, acompañándote. Pero qué es lo que tengo yo, NADA. A ratos, un poco de esa preocupación plástica, a ratos un poco de ternura de “compañía” y luego como siempre sólo tengo nada y sólo nada.
Ojalá pudiera decir que esto es sólo estar estancado, que basta con tomar mis cosas y seguir adelante, como si olvidar y hacerse el desentendido significara superar algo, significara crecer y significara progreso. Crees que pudiera curarme a mí mismo? Sabes perfectamente que me siento jodido por dentro y que no me mueve el hacer algo por mí, mientras pueda seguir haciéndolo por alguien más.
Sigo herido y sangrando pero ya no me preocupa, si esto no para solo que así sea. Ojalá alguna vez cuente todo eso que hacía escondido para tu bien y todo lo que tenía planeado hacer en el futuro, ojalá alguna vez salga de ese escondite y pueda contar todo. De seguro tu reacción habría sido distinta.
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