El Valle de los Muertos
Más de ciento cincuenta muertos fueron enterrados en una fosa común en las inmediaciones del Puente de Márquez. En 1830, Juan Manuel de Rosas ordena que, los pobladores de la zona debieran entregar al gobierno las corazas y desechos de guerra abandonados durante el combate del año anterior.
“Mi bisabuelo, cuando se ponía nostálgico contaba que en estos campos pelearon Rosas y Lavalle”, recuerda Leandro, encargado de cuidar los caballos del country La Tradición. Leandro es delgado, de mediana estatura, piel aceitunada. Parece tímido. Viste bombachas negras, camisa blanca y, alpargatas. Está sentado, tomando mate debajo de unas casuarinas que forman un pequeño bosque.
La mañana es fresca. Los teros revolotean cuidando sus nidos. Las grullas blancas planean por los campos hoy apacibles.
Cuenta la historia que hace más de ciento cincuenta años estos campos se tiñeron de rojo con la sangre de los soldados del general Lavalle y los de Juan Manuel de Rosas.”Hubo dos batallas, todas muy sangrientas”, dice Leandro, “a ésta zona le dicen El Triangulo del Muerto o el Valle de los Muertos”. “Tal es así que aquí nomás en la entrada del pueblo hay un monolito en homenaje a los soldados caídos”. ¿Hace mucho tiempo que trabaja de cuidador de caballos?, no, no hace mucho, unos siete años, antes cuidaba la cancha de golf, dice Leandro. “Además aquí trabajó mi bisabuelo”. Don Marcelo Iriarte, era el hombre de confianza de la familia Álvarez y el mayordomo de la estancia.
En 1808, Doña María bartola Márquez, ante testigos, vendió a su hijo Francisco Álvarez, un campo. Éste siguió adquiriendo tierras en la zona, hasta que su hijo del mismo nombre fundara en ellas la estancia “La Estrella”. Como ya hemos dicho, en el siglo XIX estas tierras fueron escenario de las diferencias políticas entre unitarios y federales. Allí, cerca de un bosque de casuarinas, donde hoy está sentado tomando mate Leandro, se libraron los Combates de Campos de Álvarez, en 1829 y 1853.
El country La Tradición se creó hace unos veinte años. Antiguamente en esas tierras se alzaba la estancia de la familia Álvarez. Le habían cambiado el nombre, de La Estrella, pasaron a llamarla La Azotea.”Los primeros vecinos del country decidieron conservar gran parte de las construcciones de la estancia. Hasta cañones utilizados en la batalla de Campos de Álvarez. “Bautizaron las calles con nombres como de la Reconquista o Del Directorio”, relata Eduardo Fernández, “para entonces yo era el administrador del country”, Fernández tiene algo más de cincuenta años. Es de estatura mediana, morocho, de cabello oscuro.
¿Conoció a la familia Álvarez?, a los originales como digo yo, no, pero a los herederos sí, dice Fernández. “Ellos fueron los que lotearon estos campos y se quedaron con algunos lotes, que luego también vendieron”. “Ellos contaron que había un acuerdo familiar, de no edificar ni lotear el Valle de Los Muertos”. Leandro asiente haciendo un gesto con su cabeza.”Eso mismo decía mi bisabuelo”, ni siquiera los Álvarez edificaron allí”
Tanto los fundadores del pueblo, como sus herederos han respetado la historia. Esa historia que dice que el 26 de abril de 1829 combaten las tropas del general Lavalle contra las de Rosas. Lavalle, después de sorprender a una guardia que custodiaba el paso del río Las conchas, (hoy Reconquista) atacó con mil cuatrocientos soldados de caballería, quinientos infantes y, cuatro piezas de artillería de campaña. Desde las seis hasta la las diez de la mañana se combatió encarnizadamente. En las cargas que llevaron López por la izquierda y Rosas por la derecha arrollaron y dispersaron a los veteranos. Éstos emprendieron la retirada al otro lado del rio Morón a las cuatro de la tarde. Hubo más de ciento cincuenta muertos que fueron enterrados en una fosa común en las inmediaciones del Puente de Márquez. Según parece en la década de los años setenta con la construcción de la Avenida Gaona, el sitio fue descubierto. Pero hoy se desconoce su paradero.
En 1852, se producen combates entre las fuerzas de Urquiza, al mando del Ejercito Grande, y, del Gobernador Juan Manuel de Rosas, en los Campos de Álvarez y puente Márquez, rumbo a la batalla final de Caseros.
En la ruta Nº 5, se levanta el monolito erigido por el Museo De Luján, En homenaje, “A los caídos en los Combates de Los campos de Álvarez 1829-1852, de Lavalle y Urquiza respectivamente, contra las fuerzas del gobernador Rosas”.
El sol ilumina las copas de los árboles. Los teros vuelan alrededor de sus nidos. Las grullas blancas se deslizan en la laguna del golf. Los caballos relinchan y, salen trotando hacia el bosque de las casuarinas. Leandro se detiene y grita, “hay veces que me parece que los soldados de Urquiza galopan con sus caballos a mi lado y, cuando sopla el viento del oeste creo escuchar el ruido de los cañones y los ecos de las batallas de Los campos de Álvarez”
MONICA FRANCO NOVIEMBRE 2004
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