Alcanzo tu soledad con la altivez de mi alma sorprendida, la inhalo profundamente hasta exhalarla en forma profusa. La tuya, la mía, intrínsecamente unidas, como la inveterada angustia sufrida. Estás soledad arraigada en trozos de paz, dolor y armonía, salvaje andar en pasado, endulzas la vida mía. Tus manos aterciopeladas, se deslizan sobre el espacio mental desprendiendo sigilosamente la realidad. Aida Laura
Texto agregado el 19-05-2010, y leído por 90 visitantes. (3 votos)