El despertador ese día no sonó, algo le pasó a su reloj de pulsera que no quiso sonar esa mañana, cuando despertó por fin y se dio cuenta de lo tarde que era, se levantó corriendo, se metió a la ducha y no desayunó, salió de su casa 15 minutos tarde.

Ya se imaginaba los retos de la directora del colegio por dejar al curso solo tanto rato…”Cómo les vas a pedir puntualidad a tus alumnos si ni siquiera tú puedes ser puntual!!!” Se imaginaba su feo rostro gesticulando y su tosca voz increpándolo por su descuido.

Ya arriba de la micro, miró su reloj y se dio cuenta que seguía funcionando pero 15 minutos atrasado...”maldito reloj” dijo mientras pensaba en ir esa misma tarde a comprarse uno mas nuevo que no fallara y darse el gusto de botar ese vejestorio a la basura.

Se bajó de la micro, y se prestaba a cruzar la calle cuando escucha un grito de una madre a la cual su hijo de 3 años se le soltó del brazo y corría directamente a la calle, en un acto reflejo y sin pensarlo, estiró la mano y detuvo al niño justo cuando la micro lo hubiera aplastado, era la única persona en el paradero, nadie mas lo hubiera hecho, le acababa de salvar la vida a un niño casi sin darse cuenta.

La madre lloraba agradecida y gritaba que un ángel lo puso ahí justo en ese instante…El profesor…paralizado, sin reaccionar aún, sólo atinaba a mirar estupefacto su reloj mientras decidía nunca más volver a ponerlo a la hora.