Camino por las mismas calles por las que lo hacía ayer con los nervios a flor de piel, el levante me devuelve un poco a mi locura, a sueños de torturas, a rabia concentrada. Oigo una voz; "Esto es un viaje a través de Asia... pienso, ¿en qué idioma están los sueños? ¿Porqué no se atrapar el mundo con una sola mano y dejar escapar tan solo aquello que nos hace menos humanos? no, esto no es el Himalaya, ni estas son las palabras que pensaba que pensaba esta mañana, cuando simplemente no pensaba en nada. Las mismas bocinas me sacan de quicio, el viento de me retuerce las ideas, la muchedumbre me hacen ver mas lejos mi destino y las aceras me resultan tan patéticas como querer atar el destino a una causas sin motivos.

¿En qué idioma están los sueños? me repito, "tan solo déjame estar un momento a solas..." dice el auricular y sin embargo yo me muero por un solo segundo de tu voz embriagando cada palabra de ira que suelte mi voz, "tan solo déjame en paz..." y yo cambiaría el más mínimo momento de esta soledad que me acojona, que me transporta al más delicado de los túneles de la soledad por un solo cigarro que tú me encendieras y no este que se consume a sabiendas que el humo que expulse tan solo lo veré yo.

Eso sí, el mañana tardará en llegar tanto como tarde en ponerse y volver a salir el sol y cuando vuelva el calor y el levante se haya calmado... seguiré echando de menos tu voz.

Jerez, 17 de Mayo de 2010