A veces acunaba un sueño…
acunaba unas ansias…
acunaba una ráfaga de aire.
A veces, un corazón dorado
dormía entre mis dedos,
un corazón ajado y desmayado.
Hoy,mi propio corazón busca ser acunado…
pero los dedos están ya ásperos…
mis brazos abatidos, desfallecientes.
No desperté el tumulto de pasión
que yo imaginaba… esperaba.
Ahora debería despertar yo.
Texto agregado el 16-05-2010, y leído por 193
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Lectores Opinan
29-05-2010
habrás sembrado muy poco a lo largo del camino, por eso, la cosecha es poca. un abrazo gordinflon