luego de haber llegado a mi cuarto, como todas las noches luego de una intensa labor, quise echarme en la cama y ponerme a soñar... me eché y aún con los ojos abiertos pensé en las cosas que pude hacer... pero, ¿para qué?... mejor cierro los ojos y empiezo a soñar, pensé... eso hice y cuando estaba a punto de cerrar los ojos un viento muy fuerte entró por mi ventana... miré qué había pasado cuando vi a un niño sentado en mi escritorio... ¿quién eres?, le pregunté. y, tu... ¿quién eres?, respondió con una pregunta... bueno, le expliqué, yo vivo en este cuarto y estaba por ponerme a soñar cuando un viento me sacó de mi usual destino... qué extraño, respondió, me pasó exactamente lo mismo; estaba echado sentado en mi escritorio, a punto de cerrar los ojos porque un sueño me mataba, cuando un viento frío me sacó de mi camino... me paré y pude verle mejor... este se me acercó y me miró a los ojos... era muy raro, parecía estar dentro de su sueño, y no al revés. empezamos a acercarnos el uno hacia el otro pero nos detuvimos cuando me di cuenta de que algo me impedía tocarle... de pronto, un viento muy fuerte nos llamó la atención, sacándonos de aquella situación... cuando terminó dicho viento, yo estaba echado en mi cama... me paré y me fijé en la ventana. estaba cerrada. me sentí intrigado, imagino que ustedes también... caminé hacia el baño y encendí las luces. me miré en el espejo y cuál fue mi sorpresa al ver al niño de mi sueño reflejado en el espejo... miré mis manos, mis piernas, mi ropa y eran las del niño... no sabía qué hacer así que recordé el cómo empezó todo esto. me eché en la cama, dejé la ventana de mi cuarto abierta y esperé que todo esto terminara… pero nada... cuando estaba a punto de amanecer, me entró un sueño muy grande, quedando totalmente dormido... cuando abrí los ojos, tuve temor, un gran temor por saber qué había pasado conmigo... miré mis manos y, por suerte eran las mías... me levanté, bañé, afeité y luego de vestirme, salí corriendo hacia el trabajo... apenas llegué, saludé a todos con gran alegría, es que, quizá fuera la última vez que los veía... |