Me alejé. Sin mirar atrás me fui…

Pero fue volverte a ver… y quedé desarmada, sin motivos ni argumentos, sólo quedó la razón del cobarde, que ante lo desconocido, ante el temor de lo incierto y lo efímero… se fue.

Una mirada te bastó, con una palabra y tu presencia… todo cambió.

Sólo recordarlo me estremezco.

Ese recuerdo lo guardo en mi alma, donde nada ni nadie lo pueda desfigurar, junto al nacimiento de mis hijos, es la sensación de estar ante la puerta del cielo y ser incapaz de avanzar, sólo puedes quedarte y observar, sentir, absorber hasta el más mínimo detalle para revivir ese instante una y otra vez durante el resto de tu vida.

Se quedó en mi alma grabado el nacimiento de este sentimiento puro y bello que continúa a nuestro lado, sincero y leal.

En ese momento calló la mente y volvió la razón, esa que no sale de la cabeza sino del corazón.

Si con una mirada, si con una palabra… has ganado mi alma, ¿qué no podrás con tu presencia?

Y comenzó nuestra historia, donde nada es fácil ni difícil, nada se entrega ni se regala, simplemente nada se da por hecho.

Como si de una casa se tratase, vamos fabricando nuestra relación, viviendo día a día como si fuera el último, dándolo todo, apostando todo por nosotros.

Nos desnudamos en cuerpo y alma, quedando así al descubierto nuestras mas escondidas espinas, nuestros secretos, nuestros pensamientos.

Vamos construyendo nuestro amor…

Y aparecen las lágrimas, que con su fluir silencioso van cerrando heridas, arrancando desilusión, haciéndonos más fuertes y seguros.

Y las risas, que con su presencia nos traen alegría e ilusión, alimentando fantasías y sueños.

Lleva conocimiento, compromiso, comprensión.

Está llena de acuerdos, pequeñas batallas ganadas, que son las decisiones tomadas con la cabeza y el corazón.

Lleva silencio, imprescindible, yo creo, para acallar nuestra mente y escuchar al corazón.

Lleva tesón, lleva palabras, paciencia, atención
Esa atención tan necesaria en toda relación como el cemento en la mezcla, que hace que se mantengan los pilares del corazón.

Está llena de detalles, algunos misterios, una pizca de celos y cantidades inmensas de amor.

Nuestra historia está llena ante todo de un destino que por momentos me confunde y lleva a mi mente a pensar que en cualquier momento me puedo morir de amor.

Para Ale, por su amor incondicional-