El Mar La espalda de los jóvenes sus muslos y sus pechos salobres beben el mar y las miradas bífidas lo ignoran. Arriba del abismo el sol bruñe las pieles vitalidad alienta en los cuerpos tendidos en sus límites. Un sonido remoto nos inunda el oído un sonido que nace allá en la nada inmensa. El horizonte es suyo, siempre suyo la mirada rendida a un vértigo sereno lo concede. Desde la piel fluida sacuden la retina destellos que palpitan cicatrices que avanzan decididas y estallan en las rocas o ceden en la arena con renglones de espuma no para ser leídos y el mar las arrebata llevándolas consigo y las devuelve las arrebata y la devuelve. Su canto rebasa sus fronteras y a su reclamo acuden a una querencia antigua desescamados seres de secas latitudes a restañar heridas en la planicie líquida en la paz incesante. En su confín profundo está la vida sumergirse es inútil si no es para rendirse al ciclo inevitable. …beben el mar la espalda de los jóvenes sus muslos y sus pechos salobres y las miradas bífidas lo ignoran.
Texto agregado el 13-05-2010, y leído por 98 visitantes. (1 voto)