TIRAMISÚ
Sin tocarte me deslicé por tu cuerpo,
con mis párpados cerrados
conocí tus adentros;
percibí el aroma de tus senos,
perfume virginal de la inocencia,
aroma que ordenó amar sin esperar.
Degustando tus labios,
pétalos de flor, abiertos al rocío en la mañana;
tu boca cual néctar subliminal
se fundió.
Tu piel;
badén de transpiración,
tibia miel,
que desciende a lo prohibido.
Mis manos sin control,
tus rincones, abiertos portones,
señalan el camino a la sala principal,
¡Entrañas!
¡Vivo fuego de placer!
Tus ojos,
concentrado sentimiento,
palpando y no mirando;
tus ansias,
prohibiendo detenerse,
obligando a no pensar.
Demasiado fue…
el furor del momento
hizo verter lo sagrado en tus adentros.
De los dos hicimos uno…
del uno
no quedó ninguno;
maravilloso momento,
aroma que se lo llevó el viento…
quimera de mi pensamiento.
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