Es un día espléndido de cielo inobjetable, bajo las escaleras que dan al centro del parque, y miro entre la gente.
Mi mente se va hacia atrás mientras prendo un cigarrillo, y me parece verla con su venta ambulante, pero afincada en el corazón verde del paseo.
Lo primero que recuerdo que me haya dicho fue - Pobre pero limpita! Y sí, se las arreglaba en los bares de la zona, en la Esmeralda hasta guardaba sus cosas, los muchachos le hacían lugar entre cajones de bebida a su carrito atado con alambres, hilos, sogas, casi un transatlántico de la mishiadura. De la "miseria atroz que te ofrecí" tendría que haberle cantado ese tango la vida a esta Estercita del parque.
Dormía en la estación Medrano, en la panza de la ciudad el subte B le daba todo el calor que necesitaba, el aliento cansado de ella y de Buenos Aires se encontraban abajo por la noche.
Nunca me expliqué como la dejaban dormir alli, con supervisores y personal de seguridad expulsando viejos de otras estaciones, sin embargo ella lo lograba, y tenía con qué.
Su aspecto de niñita, atemporal y sonriente te compraba la ternura en un ratito.
De qué carajo sonreías Estercita? Yo no encuentro motivo la mitad del tiempo ni para una risa de penuria, vos sí. Tu lógica implacable tenía mil frases célebres para mí.
- Ya las van a pagar todas juntas! dedicada a radicales, peronistas, liberales, zurdos, a los que fuera. Ella opinaba de política y yo me fascinaba con esa lógica extraña de sus razonamientos (y me preguntaba por qué no se nos ocurrían a nosotros). Lo básico de Ester hubiera enganchado perfectamente con el realismo de cualquier filósofo político de fuste. Y no cobraba nada...
De amor jamás habló, ni de hombres, pero un día que se me veía mal, que se notaba mi desencanto, me tendió mi alfajor de chocolate y me tocó la mano -No sufrás che, son como pibes!
No supe que decir, negarle la evidencia de mi cara a esta vieja divina no hubiera podido.
- Sí Estercita son como chicos, tenés razón.
Y sus bromitas "Nena, qué le vas a pedir a Papá Noel?
- Y...y no sé Ester...todavía falta!. Y nos reíamos cómplices.
Gorrión asmático la Estercita, chiquitita como era mi abuela paterna, diminuta como ella, la pasaba mal en invierno.
Llena de saquitos, de bufandas mil colores se alojaba en una entrada abandonada con sus cajas y sus moneditas.
Verla contar monedas fue mi delicia, me las mostraba y me decía - Se gana bien che, sabías?
Mi suspiro era, para ella, seguramente signo de envidia, no de esas ganas de llevármela conmigo. Pero nunca me la llevé, solo nos tomabamos un café con leche y un "sánguche" como ella pronunciaba, a medias gritándolo - De milanesa para miiiiii! y se reía como si los dientes que le faltaban fueran de leche y se los hubiera llevado el ratón.
"De milanesa para mi".
- Ay Ester! vieja loquita, milanesa con café con leche?, te va a caer mal, pedí de jamón y queso! Pero no.
El mozo, otro viejo conocido de las dos, se reía compinche con ella, Ester jamás pidió otra cosa en años, menú fijo.
Y el otro día no estabas más, por ninguna parte, caminé y caminé preguntando por vos y me lo dijo finalmente el gallego, que te habían llevado a un lugar para viejos, de la Municipalidad.
Tal vez fue mejor, no?
Que otro invierno te pasara por encima y capaz que no lo soportabas, no?
Ester gorrión asmático, una Piaf tanguera.
Tu tango predilecto, y sí "Volver" y tu amado Carlitos que es el de todos, todos lo que lo queremos a Carlitos.
Ay y cómo vas a hacer para volar en una jaula?
No sé, la verdad, no lo sé. Te tengo que buscar.
Bajo las escaleras, mi libro casi terminado de leer, tengo que comprar cigarrillos y estoy sin mi alfajor.
Entre la gente que se abre paso, un payaso con una flor roja y amarilla en un sombrero tonto, y los chicos riéndose y los padres mirándoles la risa.
Y entre todos ellos, Ester!
Vieja loca, te rajaste! jaaaaaa! Yo sabía putamadre que no te iban a poder enjaular!
Viejita dame 3 alfajores, no, dame 6, damelos todos, me alegro, me alegro tanto Ester!. Por vos y por mi mala consciencia.
Esta noche nos vamos de farra.
"Sánguche de milanesa para miiiiiii!"