Una mujer joven de edad, pero añeja de espíritu, transcurría su vida en la mas terrible oscuridad interior,por no tener nada ni nadie por quien vivir, veía como el amor pasaba de largo ,y jamas tocaba su puerta, estaba sumergida en la tristeza por no saber como seguir su camino , sin tener con quien compartir sus años de vejez.hasta que leyendo una popular revista del corazón , lee la carta de un presidiario condenado a perpetua, y abandonado a su suerte por familiares y amigos,que atraves de esas lineas, mendigaba un poco de comprensión y la amistad desinteresada de alguien que gozara de esa preciada libertad que por sus errores el había perdido,aquella gris mujer, decide contestar ese pedido desesperado y comienzan a escribirse contándose sus penas y dándose ánimos mutuamente,ella esperaba con ansias la llegada de esas cartas que daban a sentido a su opaca existencia,se sentía por primera vez viva y con ganas de levantarse cada mañana,por eso una tarde de domingo decide ir visitarlo, para fortalelecer el vinculo que los unía,y al verlo tan abatido y apagado no pudo evitar enamorarse, se enternecio tanto con su dolor sin importarle si era un asesino a sueldo o un ladrón sin remordimiento, lo veía como al príncipe azul que siempre soñó para ella,deseaba tanto querer y ser querida aunque mas no sea un
día por semana necesitaba saber que alguien la esperaba.
los meses pasaban y las horas se hacían eternas cuando estaban juntos ,para el ella era el ángel que lo guiaría hacia el destino que tenia marcado, por eso le pide que sea su esposa, sin contarle que la muerte lo acechaba como una manera de agradecerle tanto amor incondicional, ella al oírlo creía tocar el cielo con las manos, acepta emocionada,aun cuando el estuviera tan seco por dentro que poco podría ofrecerle, no le importo entregar su vida ,sin pedir nada a cambio, solo cariño y compaña. después de una solitaria ceremonia, el se empezó a sentir mal y pidió que lo llevaran al hospital, ella ingenuamente pensó que rea algo pasajero, y vuelve al otro día para dejarle ropa y comida como lo hacia los domingos en la cárcel,pero cuando llega los médicos le comunican que su marido había fallecido, victima de una enfermedad que lo aquejaba hacia ya varios años, junto con sus pertenencias le entregan una carta donde el se despedía , pidiéndole perdón por ocultarle la dolencia que lo aquejaba y le daba las gracias por ese amor que nunca pudo corresponderle,por que los años de cárcel y el desprecio de la sociedad le habían robado las ganas de amar,y le ruega que no lo abandone, y viva para recordarlo mas allá de la muerte,y cumplió con su pedido hasta el final, porque después de su entierro a que ella sola asistió,igual que cada domingo, lo visitaba en su tumba, y se quedaba allí, perdida en en el silencio, agradeciendo sin palabras ,el poder ser la viuda de alguien ,que lleno su corazón vacío y le dio a amarga soledad, una dulce y verdadera "razón para vivir"