VI
Furtivo, agazapado, cinegético,
Aprovechando que tu vanidad se exhibe.
Un día, será de día. ¡No lo dudes!
Me esconderé en un repliegue de tu mente.
Desde allí, poco a poco, paso a paso
entraré al oscuro salón de tu memoria.
Los gritos de mis razones y los ecos de esos gritos
te harán saber que me sientes, que me extrañas, que me llamas.
Mientras trates de asesinar las voces que me reclaman
por una de esas lágrimas que dejan caer tus soledades,
temprano, una mañana, bajaré al fondo de tu corazón.
Ya instalado en esa colosal máquina de sentimientos,
verteré en ella mis suplicas, mis plegarias y mis lamentos
y sólo así sabrás que amor es de una vez por todas.
Cuando menos lo pienses, una tarde a la hora de los ardores,
En unos de esos profundos suspiros que te ahogan,
bajaré hasta tu vientre a jugar con la humedad de tus placeres.
Así sabrás que solo amando al otro puedes sentir la vida,
así aprenderás que no solo eres mente, corazón y vientre,
sino vida de otra vida y muerte de otra muerte.
Una noche, porque será de noche, ¡No lo dudes!.
Cerrando las puertas de tu ineluctable sexo,
me habré ido alucinado, loco, libre.
Devuelto al animal que me dio natura.
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