Santiago Aguirre

7 días antes…

Los primeros rayos de luz se filtraron por la persiana entreabierta y golpearon el rostro de Santiago Aguirre. Molesto por la interrupción trató de esquivarlos y voltio su cuerpo hacia el otro lado intentando de recobrar el sueño perdido, pero fue inútil. Se levanto entonces y colocó sus pies descubiertos sobre el piso frío y caminó descalzo hacia el baño. Un espejo empañado por el vaho de la noche lo esperaba. Lo limpió con la manga de la camisa y observó con desilusión su rostro: ojeras pronunciadas, barba abundante, pelo alborotado, labios resecos, y varios surcos hechos por la almohada. Dejo de mirarse y se desnudo por completo abriendo el grifo lentamente para tantear con sus dedos la temperatura del agua. Mientras el liquido tibio recorría su cuerpo pensó en su novia, la quería y se iba a casar con ella pero últimamente se había vuelto insoportable. Se conformo con pesar que aquel comportamiento era pasajero, producto de los interminables preparativos de la boda y que el también se sentía abrumado con tantos compromisos. Termino de bañarse y al salir del baño creyó que su somnolencia había desaparecido por completo con el agua, pero se equivocó. Sus sentidos aun estaban adormecidos y no tardo en tropezarse contra una silla.-!Maldición¡ -gritó- !Es la tercera vez en esta semana que me golpeo la pierna, o quito la silla o me quito el pie!.En ese preciso instante sonó su celular.

-Alo, Santiago te llamo para recordarte nuestra cita, espero que esta vez no se te haya olvidado.

Santiago trató de recordar pero no pudo. El lento palpitar de la piel inflamada por el golpe lo desconcentraba.

-Por supuesto que no se me ha olvidado- le Mintió- Allí estaré

-Bien, te espero entonces a las ocho en la joyería, no llegues retrasado. Adiós.

Santiago se lamento por haber olvidado el compromiso y miro el reloj. Ya era muy tarde para pretender llegar temprano pero aun así lo intentaría. Se vistió con lo primero que hallo en el closet y bajó apurado las escaleras que daban hacia el parqueadero. La ultima vez que discutió con su novia fue por lo mismo y no estaba dispuesto a repetir aquella situación incomoda. Encendió el coche y condujo a toda prisa por la avenida atiborrada de carros. Los sobrepasaba fácilmente al tiempo que hacia alarde de su agilidad para conducir. !Soy el mejor¡ exclamó mientras veía alejar por el retrovisor a un camión rojo que había sobrepasado. El teléfono volvió a sonar pero no lo cogió esta vez. De seguro era su novia para preguntar por donde iba y contestarle en medio de su apuro era perder tiempo. Así que aceleró aun mas dejando atrás un semáforo que cambiaba de verde a amarillo. Feliz por su osadía, no se percato de una mujer que se agachaba en ese instante a recoger algo en la mitad de la calle. de pronto un fuerte golpe sacudió el carro. Frenó de inmediato y de dio cuenta que el cristal delantero estaba resquebrajado y que habían rastros de sangre sobre el vidrio. Se quitó como pudo el cinturón de seguridad y salió desesperado del coche. La imagen que vio era desgarradora. Una mujer joven tendida sobre la acera, con la cabeza ensangrentada sin zapatos e inconciente. Santiago Aguirre permaneció por unos segundos con las manos detrás de la cabeza y con una expresión de miedo hasta que los grito de asombro de la gente lo sacaron de la impresión. En un movimiento rápido la levanto del suelo y sintió cerca de él una respiración agónica que se iba extinguiendo muy lentamente. Aun estaba viva pero tenía que actuar de manera rápida. Un muchacho le abrió la puerta del carro para que pudiera meterla y se ofreció acompañarlo hasta el hospital, también le entrego lo que al parecer era el bolso de la mujer. Santiago encendió el carro y desapareció al doblar la esquina. La multitud de curiosos se fue esparciendo poco a poco hasta solo quedar en el lugar del accidente una pelota de color rojo junto a un mapa de sangre y un zapato sin tacón.

Continuara...