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- Solo para los que se precian de serlo. –

Donde se establece que después de colgar la etiqueta, protegiendo bajo cristal la brillantez de las letras, seguramente sucederá lo descrito a continuación.

Requisito único
Disponer el espacio que lo rodeará de ese instante en adelante.
Generalidades.
Este ha de ser increíblemente extenso. Tanto, que podrá colocar en él, lo que desee. Imagine, y... naturalmente lo que consiga. Por tal motivo solo tendrá que preocuparse y esforzarse por ocuparlo.
Hay que tener en cuenta que deberá ser curiosamente estrecho. Ya que no tendría fundamento el hacerse a algo, que por su ubicación esté imposibilitado de ser usado. Es por esto, que su extensión debe facilitar cómodamente el tener a su alcance lo que introduzca en él.

Aunque parezcan a primera vista contradictorias las condiciones requeridas y catalogadas como mínimas, el autor, considera que siendo Ud., una persona cualificada e idónea – según lo plantea el encabezado – sería desobligante e irrespetuoso por parte de él, el dudar de sus capacidades intelectuales para generar y conservar el requisito único.

El lector, deberá prever que ha de tenerse la más completa disposición anímica y mental, para aceptar el cambio, deterioro o total destrucción de lo que vaya obteniendo, sean objetos, o símbolos, destinados por sus deseos a su uso, recreo, o... simple exaltación.

Mas... estimado amigo – lector – no debe preocuparse en demasía por eventualidades de índole superficial, ya que debió presentir desde el primer momento que todo lo que lo rodea es transitorio. Y por tanto, susceptible de ser desechado, y por supuesto: superado.

Una vez entendido y cumplido lo anterior, va a notar que se le adelgazan las rodillas, se le extiende el abdomen, se le engordan las nalgas, se anquilosan las articulaciones, se alargan los dedos, se desgastan las pupilas, se escurren las palabras, se agudiza la astucia, se calibra la envidia, se aviva el interés, se filtran las ideas, se agiliza la lengua, disminuye el cerebro, aumenta de peso, mecaniza los gestos, y a medida que esto se le convierte en cotidiano, va a notar que se desaparecen los vacíos, se llenan los resquicios, se abultan los bolsillos, se extienden los dominios, se disuelven los problemas, retrocede la verguenza, olvida temores, extermina su miseria, manosea principios, solidifica egoísmos, somete amigos, Cristaliza deseos, convence escépticos, enaltece violentos, reivindica cuerdos, aniquila lerdos, ensancha su camino y manejando convenientemente la técnica de redondear los ceros, se verá agredido por la fortuna, y sin fijarse en lo primero, y sorbido por lo otro, moverá la lengua y dedos a tal ritmo y manera, que le llegaran los ases que facilitaran gritar a pulmón pleno: Tengo ¡!!

Y así, sin concretar pensamientos y cerebro, en forma instintiva y natural, parcelará concesiones, solucionará conflictos, procreará condiciones, impondrá conclusiones, derogará valores, exigirá virtudes, detentará dignidades, y... cuando esté cansado, agotado de darse tanto y de emplearse a fondo, sus admiradores, deudos y relacionados, limpiaran higiénicamente sus restos, triunfos, y lo que ha dejado. Prorrumpirán en gestos y gritos de espanto por perdida de tan elaborado personaje; quién de poseer tanto en tan poco espacio, a hecho meritos para reconocérsele otro, de brillantes letras y firmas prestantes, honorables, de respaldo y beneplácito.

Para su inauguración y entrega, en medio de aplausos, llantos, ritmos y allegados, habrá alguien que erigirá una etiqueta metálica de letra muerta, bajará la cabeza, depositará flores, y elevándose mirando la desgracia enfrente, detendrá el silencio... y para agrado de todos, los dignos presentes, proclamará al viento:


“ Que sea esto
recuerdo imperecedero
de alguien ejemplar.
Que sirva de modelo
Al humano venidero.
Y que a él caigan
Los honores a que tiene derecho.“

Organizada, transcurrida y concluida la recepción edificante de civiles, personalidades y militares, y acabados los encantamientos en discursos alusivos, agotados los relampagueos eléctricos, los fogonazos fosfóricos, y los sincero lo siento; vendrán, tiernos, lindos, e inocentes, los pajaritos, que darán al difunto su pequeña ofrenda. Uno por uno descargará su tributo, engalanando el recuerdo donde reposan los preclaros hombres de los pueblos.

Concluido lo anterior, estimado lector, habrá entrado en la posteridad. Y encontrado el espacio que le viene perfecto, y que estaba buscando, trabajando y desde que empezó a leer este articulo: imaginando.

Texto agregado el 06-05-2010, y leído por 61 visitantes. (0 votos)


Lectores Opinan
06-05-2010 Ahora entiendo por qué desde hace rato los pajaritos me ofrendan sus mejores galas. Cada día se aprende algo. ZEPOL
 
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