LA MUERTE
Siempre dudé de su existencia, pero cierto indicio de su presencia sentí en los últimos días, a raíz de una extraña publicación que recibí a la salida de nuestra reunión semanal de la logia. Alguien, al que apenas le pude ver la cara, me entregó el insólito folleto e inmediatamente desapareció de mi vista.
Al principio creí que se trataba, por el diseño de la tapa, de alguna religión moderna de esas que han copado hasta los cines de la ciudad; pero cuando al día siguiente, me enteré que el sujeto había sido asesinado a las pocas cuadras de la logia, y a escasos minutos de haberme entregado el folleto, comencé a preocuparme y a tomarme en serio la extraña divulgación que misteriosamente cayó sobre mis manos.
Más circunspecto me tomé los acontecimientos, cuando supe que estaba tras mis pasos. Lo percibí cerca de mi casa, lo intuí detrás de los lugares que frecuentaba y hasta creí sentir la aureola de su poder envolverme como una gran serpiente venenosa.
Huí lo más lejos que pude, a un lugar inaccesible para cualquier ser humano. Me llevé los escritos para investigar el origen de su poder. Cuando me dispongo a leer siento que tocan a mi puerta. Era él de nuevo; concluí que su poder era infinito, que estaba en todos lados al mismo tiempo y nada pude hacer para evitar lo inevitable. Antes, corrí (inútilmente), y entregué el maldito papel a alguien que rondaba el lugar. El hombre, que apenas me vio la cara, y que recién salía de su reunión semanal de la logia, se sorprendió de mi extraña conducta e inocentemente leyó los primeros párrafos que decían:
“Siempre dudé de su existencia, pero cierto indicio de su presencia sentí”……
GABRIEL FALCONI
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