Dos manos levantaron la cabeza del canasto y la colocaron en el suelo en donde ésta rodó y saltó hasta el filo de las cuchillas de la guillotina que se separaron al instante mientras cabeza y cuerpo volvían a formar una sola masa. El hombre se levantó ayudado por el verdugo que caminando de espaldas lo tiró hasta las escaleras que ambos bajaron también de espaldas. En ese momento las cosas empezaron a acelerarse y el ex condenado empezó a desvivir su vida a toda velocidad hasta llegar a su infancia y terminar reintegrándose de un soplo al vientre materno.
Texto agregado el 04-05-2010, y leído por 545
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Lectores Opinan
16-02-2013
Muy original.
Tal vez, la
depuración sicologica que provee la poesía, el cuento y la novela, fuera imposible sin la regresión. Saludos. fragoncum