La golondrina melancólica. Era la pálida, triste y amarillenta puerta Que nunca debí abrir, que nunca debí tocar… Nunca debí traspasar aquel portón amarillo, Me arrepiento de haberme sumergido donde a ella la iba a encontrar. Si, en medio de aureola amarillenta Estaba la golondrina que con sus besos putrefactos Había envenenado a gorriones y ángeles; La golondrina que con el abanicar de sus alas Había inspirado a cuanto artista la viera. Pero era la misma golondrina Que me destrozaba el alma Al verla sufrir por amor, Y hay estaba abanicando sus alas Pero no para volar Sino para cubrirse de la desesperación, Si, hay estaba entonando cánticos melancólicos Que nacían de la constelación de la tristeza. Donde esta golondrina tu preciosa sinfonía Que entonabas en mis mañanas, Donde esta golondrina tu valor embriagado de amor Que muchos poemas me inspiro. No llores más golondrina, No llores mas que tus lágrimas ahogan de tristeza mi mundo, Mira golondrina, Mira por la ventana, El sol esta muriendo, ve, Vete sumergiéndote en el cielo azul-naranja, Ve mi golondrina, Adiós mi golondrina.