María y la pena de María
caminan por entre piedras y malezas secas
con el diablo asomando sus ojos
a este lado de los vidrios viejos
Por estas calles solas va la enagua
el raso negro y el cabello de vientos claros
Sola va
y suenan las piedras tras sus pasos
tras sus pies de terciopelo ocre
Los muertos de mi memoria se elevan
hasta pasados que miran inciertos
hasta futuros que no recuerdan nada
y una gota de vida cae en el pozo del olvido
Y ahí van las historias de los hombres
en agobiados días, en el calor que quemó los campos
en las tardes amarillas, entre el humo de malezas
existe aún la frescura lozana de la lluvia
Ahí trepidan ahora el deseo y los besos
de las obligaciones una fue el sexo
de los derechos uno fue el cariño
de todas las penas, una fue la de María
María, sí, no la olvido
Pero no era una mujer
era toda las mujeres
era el vino y el pan y los hijos
No era un nombre
era todos los nombres
esparcidos sobre la tierra del camino
sobre las camas con sabanas de molino
Las penumbras y el dolor, el placer y las penumbras
adormecen la memoria, traen las sonrisas
de todas las Marías de estas calles de noches oscuras
una tornó los días luminosos, tornó las penas por gozos.
Texto agregado el 03-05-2010, y leído por 198
visitantes. (3 votos)
Lectores Opinan
08-06-2010
Me encantó esta poesia..'María y la pena de María
caminan por entre piedras y malezas resecas
con el diablo asomando sus ojos'.
Mildemonios
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