La vida en común de un mago es desastrosa.
Y cuando digo “común”, no es porque sea muy normal o “in“ entre la gente, sino en las escenas que normalmente atravesamos en nuestras profesiones.
Es una dedicación codiciada a la que todos parecieran le en extremo omnipotentica, pero que en estado inicial y solitaria, es bastante inútil en el campo practico.
Si uno se aventura solo, sin ninguna experiencia, y con una fuerza miserable, cargando contra un montón de extrañas y violentas criaturas, se verá fácilmente repudiado a palos y hasta muerto.
Por lo tanto y visiblemente: Es el problema que nos hace, a los magos modernos, en contra de nuestras frágiles constituciones, bastante dependientes.
Es molesto, pero a veces realmente necesitamos de los músculos de otros seres que no tengan tanto cerebro. Entre los magos, buscar en el grupo quien vaya a tomar los azotes es muy indispensable.
Uno toma su te, se vuelve original y hasta refinado, y al comienzo de su viaje se encuentra que toda la principal colecta de requerimientos necesarios para poder entrar en el mundo salvaje no es suficiente; ni su titulo, ni su habilidad, ni su magia, ni su practica o labores de voluntariado. Cuando uno va a ser un mago de verdad, va a saliendo del indulgente jardín de niños de la pubertad y la tranquila vida sedentaria. Generalmente se denota con un brutal fracaso (si no es que una invalidez cerebral) al quien no se haya dado por enterado que formar un equipo y tener amigos, es un requisito mas que formal para salir de aventuras.
Entre una levita, y nuestros bastones con diversos temas, nuestra siempre genial personalidad culta, y atractiva de manera general. Lo genial que nos va los superpoderes y técnicas de aparición, con nuestras misticas auras. La actitud ingeniosa, la fortaleza mental y la maravilla de la perseverancia y ese monton de cosas, que nos hacen tan selectivos y unicos, (quiza pocos), a los verdaderos hombre del estudio cientifico-magico.
No es por decir, que me hallo algunas excepciones en donde me parece degradante el uso de ciertos elementos de nuestra profesión; aquella como la que mejor dicho, la usan como un don para extender la sinsalida y la vagancia; esto pues, son los bardos, que usan todo nuestro raciocinio y ciencia para un cuanto barato de trucos basura.
Pero esa, es otra historia y otro tema que me parece nos aleja del tema principal.
Yo.
|