De un alma a otro. Cual mas podrido? Cual mas hediondo?
Nada de amor, nada más que dolor y desesperanza
Mírenme ahora,
soy la infeliz escribiendo esto para mí, para ti,
para la nada, para el silencio.
Que silencio! Ese vacío que inunda los momentos que hablamos,
silencio que dice mil cosas a la vez sin decirnos nada,
palabras de odio, de remordimiento.
Palabras vivas, de dolor y de asco.
Se notan tus ganas de olvidarme.
Se notan las mías?
Se te ve muy feliz, o al menos te desgastas haciéndome creer que es así.
“estuve con una y con otra, estoy bien”
“que bueno, me alegro por ti” te digo yo,
sintiendo como me quemo por dentro mientas me acerco al infierno.
Quien fuera Rimbaud para salir victoriosa de esta temporada de oscuridad y de llamas.
Quien fuera la nada que inunda esos vacios,
ese silencio.
No lo niego, me gusta rondar el cementerio,
revolcarme con la mugre que una vez fue nuestra
Tal vez el cactus se murió, y los peces junto a él en sus sueños se ahogaron.
Ya no soy la oreja, ni la poeta, ni las metáforas en nuestras noches de amor.
No soy el silencio, ni la intriga, ni las espinas.
Solo fui y seré una pasajera mas,
allá entre tus sueños,
En ese mar
En esa sal.
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