tenía las manos aún llenas de barro y sangre. el esfuerzo por ocultarlo de mi vida fue épico. primero, la gente no dejaba de observarme, aunque ya fuera pasada la media noche... segundo, dos veces escuché mi nombre repetido por el cielo, como un eco... tercero, el sonido del martillo no cesaba en mi cabeza luego de haber terminado hacía horas... en fin, esto de clavar a un desconocido es algo normal por estos tiempos, pero, este hombre de ojos dulces, de voz bondadosa y de un cuerpo lacerado es algo que uno jamás olvidará... y ese cielo, ese temblor, esa gente mirando sin dejar de llorar por este hombre es algo que jamás se me borrará como este barro que me está dejando, mientras me lavo mas manos... es extraño, pues siento que esos clavos en la muñeca del hombre se me ha metido en una parte sensible de mi ser, y no desaparece por mas agua que me meta... extraño, pero fue algo hermoso conocerlo así, hablándome, aunque no me mirara nunca... debe ser la genuina repetición de un hombre a otro hombre, en más de media vida que cargo haciendo lo mismo... sí, debe ser eso, pero, aquel hermano tuvo algo hermoso que mostrar mientras el mundo seguía adelante, libre de culpa, libre de toda culpa… |