Llora preciosa, llora todo cuanto tengas que llorar. Pon en cada lágrima tu alma y tu ser. Que lloren tus ojos, que llore tu risa, que lloren tus manos, que llore tu voz, que llore cada partícula de tu cuerpo. Vívelo así! Siéntelo! Y aunque creas que no es posible (siempre es posible), disfrútalo!

Goza de ese llanto, ese momento, como si fuera el único que tienes para sacar todo lo que llevas dentro y no sabes cómo expresar con palabras, todo eso que te pesa tanto...

Llora preciosa, llora mucho y luego vuelve para contarme cómo te fue en ese viaje de liberación, cómo te sientes de ser pluma que vuela de nuevo suave y liviana.
Llora preciosa, llora que yo aquí siempre te espero con un abrazo y dos sonrisas.