Un día, dejare dicho todo lo que hubiera decir
depositado en oídos que recuerdan,
quizás, cuando no queden más miradas
que sembrar en mí…
o serán las desmemoriadas palabras
las que mi legado muerdan.
Un día, dejaré de estar colgado
de este fino hilo de plata que hiere
desde que fue la luz mi mayor regalo,
ya que al mismo tiempo de nacer, se muere,
como es de ley por ser humano.
Ese día sólo mío, que no me amanezca…
…tan distinto y apagado!
Y entonces, será que volveré descalzo
a navegar la palabra por instinto, como antaño,
pero con la piel de las manos nueva
y mi voz, surgiendo extraña de otros labios.
Y, solo tal vez, tenga la suerte
de ser afortunado
que alguien, un día, bajo sus parpados me encierre
y sea mi identidad su sonrisa soberbia,
o el agua de una lágrima trémula e indecisa
…o solo un verso descocado
al que no le importe un pito la rima.
Un día, dejare dicho
todo lo que hubiera decir,
si me lo permite decir la vida.
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