El día nos soñará
Nosotros modelaremos la noche
Habrá música ininterrumpida
Tan suave como el temperamento de una burbuja
Nos perderemos en los cuadros circulares
Y burlaremos al tesorero del espacio
Para contemplar desde afuera
Las acrobacias de nuestras almas

Un parque nos será sembrado
Y recostados en las almohadas de nuestras risas
Esperaremos nuestros besos
Que vienen en las alas de un fénix
Correremos sobre las copas de los árboles
El viento será nuestro paracaídas
Y la aurora, avergonzada de ver el color de nuestras caricias matinales
Saldrá de espaldas y nos mirará de soslayo

Viviremos un segundo en cada hoja
Un minuto en cada fruta
Una eternidad en cada gesto
Vaciaremos gota a gota nuestros cuerpos
En un lago de suspiros florecientes
Cenaremos banquetes griegos de ambrosia
Y nos quedaremos dormidos de tanto horizonte
Para que la imaginación repose en nuestros ojos

Seremos el pan de los hambrientos
Nos multiplicaremos en castillos
En montañas, en praderas fértiles
En juguetes de madera para los huérfanos
Esparciremos semillas
De donde brotarán ríos caudalosos
Que dividirán la tierra para los puentes
Y si la necesidad nos lo pide
Cortaremos los brazos al verdugo

Luego, marcharemos con las pausas
El sonido nos llevará en su carruaje
Tirado por violines y cascabeles
Y una estela de fuegos fatuos
Acarreará nuestro equipaje vacío
Los ecos nos seguirán como lazarillos
No nos olvidaremos de ellos, pobrecitos
De tanto andar bajo las raíces
Se han perdido entre las ramas

Recogeremos al pasar por los polos
La inmensidad de lo blanco
Y unos hielitos para refrescar nuestro verano
A las gracias artísticas no pediremos mucho
Un pincel, un cincel, un corcel
Y a las locas emociones
Una dádiva, una lágrima, una página
La lluvia se encargará del resto

Existiremos semi descalzos
Nunca nos ataremos los cordones
De los zapatos de la realidad.