Hadas y duendes que me acompañáis en mi viaje, como yo os acompaño a vosotros. Dejad que os cuente un secreto: hoy soy árbol, pero mañana, cuando mi copa esté más verde y frondosa que nunca, seré pájaro y volaré más allá de las nubes de algodón. Recorreré todo el mundo cantando la canción de la vida... y ¡entonces seré lluvia, agua del cielo fresca y clara! Así volveré a las profundidades de la tierra, a los ríos, mares y océanos. Y la vida beberá de mí para seguir expandiéndose como hija de la naturaleza.
Gnomos y elfos que me acompañáis en mi viaje, como yo os acompaño a vosotros. Dejad que os cuente un secreto: con los ojos cerrados puedo ver el universo y el universo puede verme a mí. En mi ser suenan los acordes armónicos de los astros y lucen las estrellas en toda su gama de colores únicos.
Magos y brujas que me acompañáis en mi viaje, como yo os acompaño a vosotros. Dejad que os cuente un secreto: soy la magia creativa e infinita que os habita y sin vosotros no podría ser; como tampoco vosotros podríais ser lo que sois sin mí. Juntos hacemos el mundo todos los días: construimos sus amaneceres con detalle y cuidado, levantamos el sol hasta su cenit y luego lo dejamos descender poco a poco, sin prisa, para saborear mejor los colores del atardecer; también construimos las noches; todo esmero es poco hasta conseguir que luzcan todas las estrellas... Je, je, je... pero a veces somos traviesos y gustamos de construir tormentas y días grises. Es como si ocultáramos los regalos del mundo para que sus habitantes ¡tengan la ocasión de redescubrirlos y disfrutarlos cada día de sus vidas!
Niños, artistas y creadores que me acompañáis en mi viaje, como yo os acompaño a vosotros. Dejad que os cuente un secreto: ¡me encanta dormir, me encanta que durmáis! Los sueños, vuestros sueños, son mi alimento, la fuerza que me nutre. Así que por favor, ¡no dejéis de soñar jamás! |