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UNA LAGRIMA BORRONEO MI TAREA

Hoy el cielo amaneció encapotado de nubarrones grises y oscuros, raro para el invierno en esta zona costera y polvorienta. Aún en ropa de dormir me dirigí a la cocina a desayunar y a través del cristal de la ventana alcancé apenas a divisar- entre la bruma- el estallar espumoso de las olas sobre el acantilado de Punta de Coles. Es una mañana húmeda y fría y la tristeza de la soledad ahora invade mi alma con la nostalgia del pasado y talvez del recuerdo de alguna frustrada tarea.
Será quizás el aroma exquisito del chocolate con leche que me trajo- vaya a saber por qué - el aroma del chocolate con leche del día de la primera comunión en los tiempos de mi escuela primaria. Ese bálsamo caliente y aromático a canela y clavo de olor; las mesas largas en la galería de la escuela, los canastos con pan fresco, las jarras humeantes y muy brillantes de aluminio y la voz de la Sister Mary Kevin imponiendo el orden y la disciplina en un “enjambre de abejorros “.
– ¡El pan no se tira , se come ó se deja ahí! – resopló Domitila, la portera, que solícita iba alcanzando las tazas de oloroso chocolate.
A ella la recuerdo con el delantal blanco y alisado, el gorro también blanco y cubriendo la media cabellera canosa de sus otoñales años. De caminar rápido y vertiginoso, subiendo y bajando las escaleras y, no pocas veces, con una escoba en la mano; tenía el rostro sereno al recibir órdenes y risueño al saludarnos o despedirnos cuando cruzábamos el portón negro metálico de la entrada,… pero gesticulaba, graciosa hasta el delirio, cuando fingía regañarnos.
– ¡Pórtate bien hijito!…acabas de recibir al Señor en tu alma- recriminaba a cada instante mientras acomodaba mas panecillos en los canastos acondicionados con servilletas de tela a cuadraditos azul y rojo y trozaba ,experta, la torta blanca y cremosa, rellena de pasas y nueces, para dejarlas en perfectas tajadas, al lado de las humeantes tazas de chocolate con leche.
Luego del desayuno, las eternas fotos, (en blanco y negro), con la familia, con los profesores, las sisters y el venerado Padre Tomás-legendario párroco y Director; las insignias de tela sedosa y blanca con el monograma bordado en dorado del cáliz y la hostia refulgente sobre ella, acaso iluminando la inocencia de aquellos años maravillosos, colgando de milagro en nuestros brazos.
Afuera en el patio la algarabía del acontecimiento espiritual, para eso se nos había preparado, catecismo en mano, y durante el año.
Todos, en la escuela del Gran Parque Unión Panamericana, obedecíamos, respetando reglas y consignas, al menos eso era lo sustancial de la lección aprendida, lo demás era tarea de números y abecedarios.
Recuerdo mi maletín, de aquella época, de cuero marrón con cerradura y llave de hojalata plateada, con su larga y delgada correa al cuello y en donde cabían la pesada enciclopedia Bruño, los cuadernos, la cartuchera y los lápices faber, las crayolas multicolores, el block , mi hermoso libro de lectura y hasta el trompo, la huaraca y la pata de conejo de mi hermano.
En la escuela las carpetas eran unipersonales de metal salmón y tablero de madera crema, dos pizarras verdes y largas nos flanqueaban a lo largo y ancho del salón y una pequeña campana con mango negro de madera que la sister Mary Fulgence hacía sonar iniciando la faena del recreo, y el que nos llevaba a la angustia del trompo en “la cocina” y a saltar mundo trazado con tiza en el suelo asfáltico y granuloso del patio, al lingo y a la pelota, al yas, a las canicas y los ñocos y a tantos y tantos inagotables juegos y tropelías. El recreo ya no alcanzaba, creo, para agotar todas nuestras energías.
Mi escuela, Nuestra Señora de Guadalupe, en el gran parque Unión Panamericana, quedó grabado en mi corazón en tiza blanca y guardapolvo gris.

Hoy, el día nublado y frío de este invierno costero me vistió de pantalón corto de lanilla gris, camisa de popelina blanca y blazer azul marino,… jugué a la pega con mis compañeros y en carreras… quedé tercero y mientras ahora revuelvo y aspiro el aroma de mi taza de chocolate con leche, Domitila risueña y dulce me hace un adiós postrero tras su puerta negra de fierro y… – Perdón Sister, ¡¡¡es que una lágrima borroneó mi tarea…!!!

Dulces sueños
Alito

Texto agregado el 26-04-2010, y leído por 123 visitantes. (1 voto)


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26-04-2010 .|. Pene
 
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