From: Gonzales, Carlos
Sent: Monday, September 21, 2009 11:08 AM
To: Vanessa Rasmussen
Subject: Re.

Querida Vany
Estuve en sala de operaciones y acabo de regresar a la Consulta ambulatoria, abrí mi correo y acabo de leer tu mensaje.
Te acompaño en el sentimiento de pesar por la partida de Lupita a quién te refieres con cariño como tu segunda mamá.
Siempre hay alguien que con gran amor de martillo deja huella en nuestras almas como imborrable recuerdo y vamos!… todo ayuda en medio del dolor que ha de ser fugaz y pasajero pues ellos nos dejaron la felicidad por la vida y los trocitos de papel que acompañaron los pétalos de rosas, las mariposas y los pajaritos dibujados tan grandes como la pena que hoy te embarga. Amor y lágrimas como el océano y el mar que se besan en el horizonte para volver a vivir más allá.
A mí también, un ser tan querido como mi abuela me dejó a los 12 años y todavía la recuerdo como si fuera ayer. Y me dejó te cuento…

MI MEJOR REGALO
Tenía 10 años entonces y todas las vacaciones de verano viajaba a la sierra de Ancash a visitar a la abuela paterna. Ese amanecer tras los valles interandinos con el olor a eucaliptos en cada recodo del camino, el rumor de cascadas de agua y el trinar de pájaros en cada arboleda me llenaba el alma y me sentía feliz. Caraz una pequeña ciudad de rojos tejados y blancas paredes se recostaba en pendiente a sus nevados eternos y me sentía feliz…Una vez ya en casa mi padre me enviaba todas las tardes a la habitación de la abuela para hacerle compañía. Cuánto disfrutaba del cariño de esa cálida anciana, recostada en su cama de sábanas tan blancas como la nieve, y de grandes anteojos de carey marrón enmarcando sus ojos celestes, los más mas dulces y profundos que había conocido. Ella aludiendo a que casi no podía ver , me pedía que le leyera algún libro. Muy atentamente, ella escuchaba mi lectura de algún libro escogido al azar. Todo cuanto le leía parecía atraerle, mientras que en mí comenzaba a crecer la curiosidad por los cuentos.
Recuerdo especialmente el día en que ella puso en mis manos un libro de cuentos tomados casi de improviso de su abundante biblioteca. – ¿de qué se trata?- le pregunté. Después que lo leas tú mismo me dirás de qué se trata- me contestó con su voz cansina pero risueña..
Inmerso en las páginas de esas historias en que los personajes se mezclaban en diversas aventuras que parecían reales fue creciendo mi inclinación por la literatura. Aprendí que la literatura es el amigo incansable que te nutre de las cosas más esenciales de la vida.
Dos años después mi abuela falleció, mi padre me contó entonces que la abuela, una sabia mujer de campo, jamás había aprendido a leer y su orgullo, o la pena de que yo lo supiera, no le permitía admitirlo. ¡ Cómo extrañé la compañía de la abuela y el atardecer mágico de su habitación frente a la huerta , quién sin saber leer me inculcó el amor por la lectura , me dejó el mejor regalo que pudo haberme dado, me enseñó a amar los libros y me hizo descubrir que si un libro llega en el momento oportuno, puede cambiar hasta el curso de nuestras vidas , como alguien dijo : “El recuerdo que deja un libro es más importante que el libro en sí”




Bueno no puedo decirte esta vez dulces sueños pero sí que tengas un buen y maravilloso día
Ahhh! … y gracias a tí por la inspiración
Alito

Dulces sueños
Alito