Bajo el pecho largo de la tarde de domingo brilla suave tu sonrisa objeto de mi mirada. El júbilo que desata se yergue como un árbol de gran alzada y con las hojas puestas. Hemos abierto al aire una esperanza clara. Dejas caer tu mirada entonces el mar toca tierra.
Texto agregado el 26-04-2010, y leído por 251 visitantes. (7 votos)