Hay una mujer en mi cama y desconozco tal motivo, mas tomaré cual almohada su redondo y sutil ombligo. Y no me andaré pensando de porque tal agradable prebenda, ya que me duermo descansando sin que se me arrugue la oreja. ¡Cuan grato!! Es reposar la pelleja estando totalmente despreocupado sin el altercado de tu pareja. Que yo sé bien lo que digo cuando ella apenas si se queja de tener abrigado el ombligo. Almohada. Joan © Bosch 25/04/10
Texto agregado el 25-04-2010, y leído por 121 visitantes. (3 votos)