El sincero agradecimiento
Sin receso y con extenuante vuelo sobre lo invisible
He planeado solitario y tenaz, obstinado,
Con la fragilidad de la mano de la bella mujer
He orientado mis derrotas sin ver el mar.
Sin pausa, con la sorpresa a veces, y el llanto otras.
Inconsciente por mi ignorancia y empujado
Por mi empeño que, próximo a lo contumaz,
Y relleno de insatisfacción por no poder ver
Lo que nunca supe si existía,
He llegado a este precario enfrentamiento,
Como espectador, en el que se debate,
En manos ajenas, si mi búsqueda agotadora
Será mía o del ogro imaginado, que finalmente
Podrá conmigo.
Ahora, cuando bajo algunos claros
Ante esas oscuras arpilleras,
Las que me impidieron siempre
La vista, negándome la ilusión,
Borrando la intriga necesaria
Para seguir mirando,
Ahora veo que he ido por un sendero
Interminable toda una vida,
Tan solo buscando algo que cargaba
En mi morral.
Ahora que puedo ver, puedo sentir,
Tantas cosas en las que nunca creí,
Ahora comprendo que estoy satisfecho
Con lo poco que, de pronto he podido ver.
Y es ahora cuando más gastado me siento.
Pero es, por fin, cuando he visto mucho
De lo que he buscado. Soy, por ello,
Un hombre felizmente cansado.
El que, después de tanta búsqueda,
Recibe la gran ilusión de que la magia
Haya sacado por fin los ases de su bolso.
He planeado solitario y tenaz, obstinado,
Con la fragilidad de la mano de la bella mujer
He orientado mis derrotas sin ver el mar.
Sin pausa, con la sorpresa a veces, y el llanto otras.
Inconsciente por mi ignorancia y empujado
Por mi empeño que, próximo a lo contumaz,
Y relleno de insatisfacción por no poder ver
Lo que nunca supe si existía,
He llegado a este precario enfrentamiento,
Como espectador, en el que se debate,
En manos ajenas, si mi búsqueda agotadora
Será mía o del ogro imaginado, que finalmente
Podrá conmigo.
Ahora, cuando bajo algunos claros
Ante esas oscuras arpilleras,
Las que me impidieron siempre
La vista, negándome la ilusión,
Borrando la intriga necesaria
Para seguir mirando,
Ahora veo que he ido por un sendero
Interminable toda una vida,
Tan solo buscando algo que cargaba
En mi morral.
Ahora que puedo ver, puedo sentir,
Tantas cosas en las que nunca creí,
Ahora comprendo que estoy satisfecho
Con lo poco que, de pronto he podido ver.
Y es ahora cuando más gastado me siento.
Pero es, por fin, cuando he visto mucho
De lo que he buscado. Soy, por ello,
Un hombre felizmente cansado.
El que, después de tanta búsqueda,
Recibe la gran ilusión de que la magia
Haya sacado por fin los ases de su bolso.
Almería, noviembre de 2008
José María de Benito
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