le escuché
tenía tanto que hablar
que sus ojos sonrieron
sus labios bailaban como mariposas
era un amigo
de esos que no sabes qué eres...
la noche caminaba
nada perturbaba su hablar
cuando
en silencio quedó
con sus ojos aún brillando
mientras el cielo respiraba...
gracias, me dijo
necesitaba hablar
con alguien llamado amigo
que sabe escuchar
que sabe respirar...
sonreí
mientras el tiempo corría tras la noche
y del cielo bajaron viejas mariposas
misteriosas
como una noche sin estrellas...
Texto agregado el 24-04-2010, y leído por 182
visitantes. (2 votos)
Lectores Opinan
25-04-2010
El último verso cierra con mucha belleza los sentimientos y acogida de una gran amistad, no es fácil saber escuchar, no se aprende, no se estudia, es un don. Mis cinco estrellas, ¡ hermoso ! Ignacia